A partir de la experiencia del año pasado, en 2021 nos interesaba abordar de manera más específica las situaciones de desvinculación o vinculación intermitente de estudiantes, que se presentaban de diferentes formas y por distintas razones (problemas económicos de padres y madres, dificultades de acceso a recursos tecnológicos, limitaciones de acompañamiento a alumnas y alumnos al interior de los hogares, entre otras), y que se reflejaban en la proporción de estudiantes que no alcanzaba el 30% de los aprendizajes prioritarios. Nos preocupaba también acompañar a las familias, tratando de generar mejores condiciones para que pudieran apoyar a sus hijas e hijos.
Entre otras estrategias o recursos, nos planteamos comenzar este año un trabajo de acompañamiento a las trayectorias escolares a través de tutorías, que contó con un importante apoyo de las autoridades y de integrantes del colegio. Para ello fue necesario aprovechar al máximo las posibilidades que brindaba la trama institucional, coordinar el accionar de muchas áreas y personas dentro de la misma, una condición indispensable para llegar a buen puerto. Durante la primera mitad del año realizamos un seguimiento semanal de los trayectos educativos, lo que permitió conocer las situaciones de cada alumna y alumno, una labor en la que las y los preceptores resultaron claves, pues ocupan un lugar esencial en el vínculo docente-estudiante-familia.
A partir de allí, se organizó un equipo en el que participamos el único tutor designado como tal en el colegio, la coordinación de curso y un grupo de docentes de cátedras con horas institucionales orientados a Ciencias Sociales, Matemática, Ciencias Naturales, Lengua y Literatura, Inglés y Especialidades Técnicas -claves dentro de nuestra escuela-, para organizar un espacio de tutorías, con un aula y horarios específicos, que se abrió en general, pero sobre todo destinado a las chicas y chicos que necesitaban fortalecer el vínculo con el proyecto educativo.
El trabajo fue arduo, porque incluso se hizo necesario legitimar la figura de los espacios tutoriales al interior del alumnado y del propio cuerpo docente, dado que no estaban desarrollados dentro de la institución. De a poco, a lo largo de la segunda mitad de 2021, las y los estudiantes se fueron apropiando de los tiempos y lugares destinados a tutorías y recurriendo ante necesidades específicas o por pedido de la escuela, o de las propias familias. En esto fue importante el perfil que desplegaron las y los docentes, tratando de acompañar, sostener y vincular la propuesta educativa institucional con los aprendizajes que deben adquirir las y los jóvenes en cada uno de los espacios curriculares que son parte de la escuela secundaria técnica.
El espacio tutorial se adaptó incluso a situaciones específicas del colegio. Dado que cuenta con un internado de 115 jóvenes, fue preciso articular las tutorías en los momentos en que asistían a la escuela, ya que lo hacían en burbujas alternadas. Se trabajó, además, con los talleres de formación técnica -la escuela tiene seis especialidades-, para fortalecer esos espacios. E incluso, en el caso de las y los estudiantes en situación de mayor vulnerabilidad, se dispuso que directamente fueran acompañados por docentes tutores y no asistieran al aula. Actualmente estamos discutiendo las modalidades de evaluación con docentes, propiciando evaluaciones en proceso, secuenciadas e integrales.
Consideramos que lo más importante en estos tiempos que corren es garantizar el derecho social a la educación y, en ese sentido, la iniciativa del acompañamiento a las trayectorias escolares a través de tutorías -entre otras cosas- nos ha permitido no tener estudiantes desvinculados. Por ello, consideramos que es importante su sostenimiento a futuro, más allá de la situación de pandemia.
(*) Coordinadora de curso del Instituto Provincial de Enseñanza Técnica (IPET) N° 50 “Ingeniero Emilio F. Olmos” (San Francisco, Departamento San Justo)
educar en Córdoba | no 39 | diciembre 2021 | Año XX | ISSN 2346-9439