Una apuesta a la formación politicopedagógica

Por Aurorita del Valle Cavallero (*)

UEPC ha construido, a lo largo del tiempo, una trayectoria vinculada a la formación permanente de nuestras y nuestros afiliados. Y ello en virtud de considerar, desde los inicios, que la defensa de las condiciones laborales incluye no solo la lucha por el salario, sino también el fortalecimiento de las perspectivas desde las cuales las y los docentes miramos y entendemos “lo educativo”, y así disputar los sentidos en la arena de las políticas públicas. Entendemos, por tanto, que se trata de aspectos insoslayables que no se pueden disociar.

Cuando hablamos de formación permanente nos referimos, específicamente, a la constitución de espacios de encuentro donde reflexionar en forma colectiva sobre los debates actuales que atraviesan a la escuela –sobre todo a las instituciones públicas-, y los nuevos escenarios que nos interpelan.

Actualmente, es preciso estar atentos a los procesos que – de manera explícita o implícita- menoscaban la tarea docente (procesos que inician en la década del noventa). Es decir, la instalación de discursos a través de los cuales se considera que las y los docentes no están bien preparados; que son las y los responsables de los aprendizajes que, según las pruebas estandarizadas, no estarían dando los resultados deseados, etc. La desvalorización sistemática sobre nuestro trabajo termina convirtiéndonos en las y los únicos culpables de todos los males de la educación.

Es por eso que las y los trabajadores, a través del sindicato, respondemos a dichos procesos con estrategias profundas de formación permanente, que posibiliten leer e interpretar los escenarios contemporáneos que involucran nuevas formas de construir conocimientos y, por tanto, exige nuevas formas de construir otros saberes didácticos, otros saberes sobre la gestión delas escuelas. Al mismo tiempo, no podemos dejar de considerar los rasgos de las demandas actuales hacia las instituciones educativas –distintas a las que fueron expresadas al inicio de la constitución de los sistemas educativos-, que son diversas y más complejas, pero que atraviesan fuertemente a la escuela (entre ellas, la convivencia, la educación sexual, el uso de las tecnologías, los derechos humanos, la formación ciudadana, las nuevas configuraciones en el mundo del trabajo, etc.).

En ese contexto, la Secretaría de Cultura y Educación de UEPC y el ICIEC asumen el compromiso y la tarea de pensar, diseñar e implementar diversos formatos para concretar los trayectos de formación (congresos, cursos, jornadas, publicaciones, ateneos, seminarios, entre otros), tanto para las y los docentes cuyo territorio de inscripción es el aula, como para quienes asumen el desafío de conducir una institución. En cualquiera de los dos casos, pensemos que la docencia es una profesión que exige tomar decisiones, reflexionar sobre el trabajo e incidir en el currículum.

Por ejemplo, durante 2018 cerca de 11.800 docentes asistieron a nuestras propuestas. Y aquí resulta interesante resaltar que en dichos espacios se inaugura, cada vez, un diálogo que permite amalgamar de manera enriquecida el mundo académico y la experiencia de las y los trabajadores. Se trata, entonces, de fortalecer precisamente esa enorme capacidad de las y los docentes para construir aquellos saberes que, cada día y en cada escuela, hacen posible que la cultura pública sea disfrutada por las niñas, los niños y jóvenes.

Es fundamental para el gremio sostener esa enorme posibilidad de hacer del mundo un lugar más hospitalario y más justo. Para nosotros, la UEPC, esa posibilidad está en las manos de las y los docentes.

De allí que el sentido de la formación permanente sea un sentido politicopedagógico que nos ubica como trabajadoras y trabajadores de la educación, en un lugar de total responsabilidad y absoluta creatividad.

* Secretaria de Cultura y Educación de UEPC.

educar en Córdoba | no 36 | Junio 2019 | Año XIV | ISSN 2346-9439
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