20° aniversario de la creación del ICIEC

El trabajo de enseñar como urgencia y compromiso

A lo largo de 2021 se realizarán actividades para conmemorar las dos décadas de existencia del Instituto de Investigación y Capacitación de UEPC. Recuperar su historia es una forma de repensar qué objetivos y preocupaciones motorizaron su dinámica, y qué desafíos pueden plantearse para profundizar el proyecto.

Fue una flor en el desierto. En medio de una de las crisis sociales, económicas y políticas más importantes de la historia argentina, un gremio se animó a dar un paso cardinal, destinado a trascender esa coyuntura trágica: el 22 de abril de 2001 la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) creó su Instituto de Capacitación e Investigación (ICIEC). Veinte años después, el proyecto se constituyó no solo en aquello que sus impulsores desearon -una herramienta de formación para las y los educadores y un articulador de iniciativas de investigación-, sino también en una referencia clave dentro del campo educativo provincial con relación a cómo es posible enseñar contemplando una perspectiva de cuidado de infancias y juventudes, garantizando el derecho a la educación y revalorizando el trabajo docente, además de una importante herramienta para el trabajo gremial de las delegaciones.

El ICIEC se creó en 2001, pero el germen de su nacimiento se encuentra mucho antes. Según relata Walter Grahovac, quien fuera secretario general de UEPC al momento del surgimiento del Instituto, desde finales de la última dictadura militar un grupo de militantes -entre los que se encontraba el propio Grahovac, Carmen Nebreda, Juan Monserrat, Edgar Aguilera y Lidia Villareal, entre otras y otros- comenzaron a organizarse para recuperar el gremio y, a modo de resistencia, editaban “una revista que se planteaba el abordaje de las temáticas educacionales y a partir de la cual, obviamente, intentábamos generar un territorio de organización. De manera que, desde la perspectiva de nuestra participación en la vida gremial, siempre estuvo presente la cuestión educacional y la perspectiva profesional”. En el mismo sentido, Oscar Ruibal recuerda la edición en la década del ochenta -en el marco del Congreso Pedagógico convocado por Raúl Alfonsín- de “cuadernos de debate sobre pedagogía y políticas educativas”, que evidenciaban en ese sector de la militancia “la voluntad de no quedarnos en una mirada meramente corporativa, sino abordar las temáticas de políticas públicas, pedagogía y didáctica”. Esa perspectiva sería la que, años después, en otras condiciones políticas e institucionales, daría origen al ICIEC.

Dar cuenta del surgimiento de este proyecto implica evidenciar los anhelos y concepciones personales, las voluntades políticas y las perspectivas de la militancia gremial que lo alentaron. Los protagonistas de esos años apuntan varias cuestiones en ese sentido. Ruibal recuerda que durante una visita a España -a partir de una beca obtenida por dirigentes de UEPC a finales de los noventa-, pudieron conocer institutos de formación docente pertenecientes a los sindicatos españoles, en los cuales llevaban adelante no solo capacitación de temáticas gremiales, sino pedagógicas. “Nos entusiasmamos mucho con poder concretar algo similar en Córdoba, tener un ámbito de formación y capacitación propio, que tuviera su perspectiva particular frente a otras ofertas, más comprometida y con mayor profundidad”, rememora.

En un libro publicado en 2008, titulado “Bocacalle”, que presentaba la experiencia de trabajo hasta entonces del ICIEC, Carmen Nebreda subrayaba que su creación resultaba “una apuesta política de UEPC por la formación permanente de sus afiliados. Es a la vez una apuesta pedagógica y, por lo tanto, clave en la lucha sindical según el modo en que la concebimos, es decir, una lucha que se ocupa conjuntamente de lo salarial, de las condiciones de trabajo y de la tarea de enseñar”. Esa opción por la capacitación implicaba además retomar una tradición de larga data en el gremio, inscripta en sus inicios, vinculada a prácticas de formación sindical, apoyo a concursos para cargos directivos y realización de conferencias a finales de la década del sesenta.

Como herramienta gremial, el ICIEC permitiría -pensaban por entonces sus impulsores- avanzar en otras cuestiones centrales: poder incidir sobre las políticas públicas “en un momento donde se seguían lineamientos internacionales respecto a cómo se debía reestructurar el sistema, con fines del achicamiento del gasto”, apunta Aurorita Cavallero, actual secretaria de Educación de UEPC; legitimar la palabra y las opiniones de las y los docentes en los debates educativos, sobre la base de “la formación, la investigación y la interrogación ética”, como señalaba Nebreda; y “poder vincularse con aquellos docentes más alejados de la esfera sindical, que se reconocen sobre todo como profesionales y no tanto como trabajadores”, según explica Juan Monserrat.

Bajo este paraguas de convicciones, sueños y proyectos, surgió el ICIEC en la primera mitad de 2001, cuando nadie podía prever que el país atravesaría poco después algunas de las jornadas de protestas y manifestaciones populares más importantes de su historia. Según señala Walter Grahovac “podría haber surgido en otro momento, se venía pensando desde antes, pero vivíamos en Argentina: cuando no era la hiperinflación, era la pérdida de institucionalidades democráticas, o eran los procesos de flexibilización laboral. Estábamos siempre atravesados por esos temas, los de mayor naturaleza para el gremio, por eso surgió en 2001, junto a la revista educar en Córdoba”. Nació inmerso en un contexto de restricciones financieras -los dirigentes recuerdan que deambulaban por muy diversos espacios para poder dictar los cursos- y con tensiones al interior del propio ámbito sindical. “Había luchas internas, porque para algunos la formación pedagógica no era una cuestión del gremio. Estas tensiones estaban al interior del sindicato y también afuera”, indica Susana Larroca, primera directora del ICIEC. “Lo importante era la voluntad política; aun en un contexto de restricciones económicas, entendíamos el valor del debate sobre la política pedagógica”, sintetiza Ruibal.

Los proyectos iniciales

Durante los primeros años, la tarea de formación de las y los educadores congregó buena parte de los esfuerzos, en un intento por consolidar una oferta de cursos de capacitación, seminarios y talleres que se venía ofreciendo en años anteriores. La clave estuvo dada por adoptar una mirada específica: “Tomamos el hecho educativo como un todo, donde las prácticas, teorías y decisiones políticas se funden. Desde esta mirada múltiple, el Instituto es una apuesta para generar otro tipo de saberes que nos permitan enfrentar los discursos dominantes”, explicaba por entonces Carmen Nebreda, en la primera edición de la revista educar en Córdoba, e intentar construir una alternativa a las perspectivas de corte neoliberal que impregnaban los procesos de reforma en los noventa. La creación del ICIEC propició una apuesta “a la inscripción colectiva y política de los procesos de formación docente, considerando al trabajo de enseñar un hecho político que abre paso al pensamiento, al intercambio, a la responsabilidad y a la generosidad que encierra la opción por la transmisión de la cultura”, según quedó expresado en Bocacalle.

Para ello fue necesario conformar un equipo multidisciplinario, encabezado por Susana Larroca e integrado por especialistas provenientes de diversas disciplinas (Letras, Ciencias de la Educación, Comunicación Social, entre otras), quienes tenían “una fuerte pertenencia al sindicato”, apunta la exdirectora. Agrega, además, que la propuesta de formación se definía considerando a la vez debates estructurales y coyunturales, atendiendo las necesidades de docentes con distintos tipos de trayectorias y realidades laborales. Las y los capacitadores “recorrían toda la provincia, de norte a sur, en colectivos, por las cerca de 30 delegaciones de UEPC. En muchos casos el sindicato no tenía lugares donde dictar los cursos, de manera que se trabajaba en las escuelas del lugar. Se implementaban viernes y sábados, y en algunos casos domingos inclusive. Era una capacitación esperada y valorada. Y se trataba siempre de cursos aprobados por la Red Provincial de Formación Docente”. Agrega Larroca que se realizaban, además, a través de propuestas de educación a distancia.

Otra línea de trabajo que concitó los esfuerzos durante esos primeros años fue la de investigación, que se llevó a cabo a partir de una articulación con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Como indica Nebreda, el ICIEC participó e impulsó numerosas e importantes investigaciones, reconocidas a nivel latinoamericano por universidades, como la Autónoma de México (UNAM). Entre ellas, destaca el proyecto “Chicos en Banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones”. Larroca, por su parte, subraya también la creación del Área de Políticas Educativas Comparadas, con el objeto de observar el ámbito docente en América Latina y el mundo, que permitió en 2006 presentar el documento “Políticas docentes, profesionalización y sindicatos en América Latina. Un estudio de casos”. El vínculo con FLACSO permitió también al ICIEC ofrecer propuestas de formación de posgrado.

Durante esos primeros años el Instituto articulaba su labor con la revista educar en Córdoba, con el objeto de amplificar la difusión de su propuesta formativa y los resultados de sus investigaciones, pero también de “generar agenda periodística”, según relata Liliana Arraya, a cargo de la conducción de la publicación por esos años. “La revista era complementaria a los objetivos del ICIEC, con la pretensión de que no fuera solo destinada al universo docente, sino al conjunto de la sociedad”, complementa Oscar Ruibal.

Carmen Nebreda expone, además, una preocupación existente entre la dirigencia sindical, para la cual el ICIEC se convirtió en una herramienta indispensable: “Todos hablaban y opinaban de educación, pero quien hacía el trabajo docente no aparecía en esos debates. Por lo tanto, nuestro desafío fue ser parte de la discusión de las leyes educativas. Y eso lo logramos ampliamente”, evaluó.

Fortalecimiento institucional

El ICIEC atravesó en la última década un proceso de consolidación y expansión, que lo llevó a convertirse en una referencia ineludible dentro del campo educativo provincial, tanto para docentes de todos los niveles y modalidades, como para colegios e instituciones de formación -institutos superiores, facultades y escuelas universitarias y otras iniciativas del sector público-. Pero también se constituyó en una poderosa herramienta gremial, posibilitando a las delegaciones un trabajo a partir de la creación de nuevos dispositivos de formación y reflexión pedagógica. “En la labor cotidiana de maestros y profesores hay un saber que quizás no está sistematizado en los términos académicos en los cuales se lee la pedagogía, pero que es inescindible del esfuerzo y del trabajo de las y los compañeros, y que debe ser visibilizado”, señala Juan Monserrat, actual secretario general de UEPC e impulsor de este proceso de crecimiento del ICIEC.

Este fortalecimiento institucional se materializó en cambios en su conducción -en 2011 asumió como director Gonzalo Gutierrez, hasta la actualidad-; en su infraestructura -se inauguró en 2014 un nuevo edificio para el mismo, junto a la Casa del Docente-; en su planta de personal -se incorporaron más profesionales-; y, fundamentalmente, en la creación de nuevos dispositivos de intervención, como la Consulta Pedagógica, los talleres institucionales de formación situada y la producción y edición de recursos didácticos, entre varios otros. “Para poder construir esa referencia hacia adentro y afuera, en una mirada sensible a las distintas aristas que tiene el trabajo docente -la dimensión laboral y la pedagógica-, nos planteamos empezar a generar una variedad de dispositivos, novedosos y ausentes en el aparato estatal y en las políticas públicas, orientados a producir un tipo de acompañamiento al trabajo de enseñar que posibilitó un diálogo horizontal con compañeros y compañeras, sobre cómo pensar la enseñanza, cómo organizar la escuela, cómo mirar a las y los estudiantes y cómo sostener una perspectiva de derechos”, explica Gutierrez.

Para asesorar y acompañar a las escuelas sobre temas, problemas y propuestas pedagógicas de carácter institucional o áulica, se creó el programa Consulta Pedagógica, que trabaja con establecimientos educativos, equipos directivos y docentes de todos los niveles y modalidades del sistema, en forma institucional e interinstitucional. “Había una demanda recurrente al sindicato con relación a problemas que se daban en la escuela, que nosotros abordábamos desde una perspectiva gremial, pero no era necesario allí un formato gremial, sino más bien pedagógico”, explica el actual secretario general de UEPC. A través de esta iniciativa, el ICIEC ha llegado a trabajar, en ocasiones, con más de 70 escuelas a la vez, a partir de que supervisoras y supervisores, equipos directivos y docentes acudieron para poder encontrar asesoramiento pedagógico.

El ICIEC también fortaleció y transformó su propuesta de formación para las 26 delegaciones de la provincia, a través de cursos con puntaje oficial, dándole continuidad a una línea de trabajo preexistente. “Fuimos redefiniendo el perfil específico de nuestra oferta: no somos la universidad -es decir, no hacemos una formación disciplinar-; tampoco somos el Ministerio -que busca saber si se cumplen las prescripciones curriculares-; sino que somos trabajadoras y trabajadores de la educación que elaboramos espacios de reflexión sobre nuestra labor, colocando en el centro de esos encuentros las experiencias y saberes pedagógicos construidos en las escuelas, y ello mismo opera como un modo de formación docente. Por eso, en nuestros cursos y talleres, las compañeras y compañeros ensayan propuestas pedagógicas vinculadas con lo que les interesa sostener en sus escuelas”, comenta el actual director del ICIEC.

También se impulsan talleres institucionales de formación situada -suspendidos durante la pandemia, pero que se llevaban a cabo en cada escuela con el equipo docente y directivo-, centrados en el Aula Digital Móvil, Buentrato para enseñar y aprender, Escuela y Discapacidad: herramientas para su abordaje pedagógico, Enseñar en la escuela: estrategias para promover aprendizajes diversos y Ciencias Naturales y Matemática: aportes para su enseñanza. “Como Instituto tenemos que sostener una pedagogía que dé cuenta de la igualdad, de la inclusión y del respeto al Estado de derecho”, explica Monserrat en ese sentido. Y en el marco del contexto de pandemia, se sustituyeron los cursos y talleres presenciales por una nueva oferta de formación, organizada en torno a talleres virtuales: se realizaron más de treinta en 2020, al igual que en 2021. También se creó el año pasado el ciclo “Encuentro entre docentes. Propuestas para enseñar”, como otra forma de adaptarse a los cambios en el contexto de trabajo y dar respuesta a las necesidades docentes.

Desde el Área de Investigación del ICIEC se vienen desarrollando líneas de indagación y publicación, entre ellas, la colección llamada La producción de la (des)igualdad educativa en la provincia de Córdoba. Análisis de sus tendencias y transformaciones. Además, en los últimos años se puso el foco específicamente en los modos de funcionamiento del sistema educativo, aportando a una caracterización del mismo, manteniendo actualizada la información estadística al respecto e indagando sobre el impacto en las condiciones de trabajo docente. Otra línea de investigación en la actualidad está vinculada a la recuperación de la mirada de las y los estudiantes como referencia para pensar el trabajo de enseñar. En ella se llevaron a cabo dos encuestas (en 2014 y 2019) que reunieron las opiniones de 2.000 jóvenes cada una.

Por último, otra área de trabajo del ICIEC que se consolidó los últimos años fue la de comunicación y producción de contenidos. Se lanzó el sitio web Conectate, donde se puede acceder a una multiplicidad de recursos didácticos y publicaciones (investigaciones, series de cuadernos, libros, revistas, cuadernillos, videos de charlas y conferencias, entre otras cosas), que aportan propuestas para el aula y socializan experiencias educativas inclusivas e innovadoras. “Nos propusimos revalorizar el trabajo de enseñar, entendiendo que no podemos decirles a las compañeras y compañeros cómo tienen que hacerlo, pero sí podemos acompañar en la búsqueda de los formatos pedagógicos más adecuados”, comenta Juan Monserrat.

La producción de recursos didácticos se derivó del propio proceso de expansión del Instituto: a las propuestas de formación continua se incorporó la Consulta Pedagógica, un modo situado de acompañar la resolución de problemas; a su vez, el trabajo de investigación aportaba una mirada estructural del sistema educativo; pero se advertía que hacían falta materiales que orientaran las propuestas didácticas. Y hace dos años se comenzó un proceso de producción en ese sentido, con muy buenos resultados. Esto propició, por ejemplo, que en marzo pasado se hayan realizado casi 5.000 descargas de 70 productos distintos desde la web del ICIEC. La modalidad a través de la cual el Instituto sistematiza y presenta las experiencias pedagógicas -plasmada en libros, revistas y videos- está siendo reconocida a nivel latinoamericano, al punto de que la UNAM invitó a integrantes del mismo a exponer esta forma de trabajo.

En términos de desafíos para los próximos años, el director del ICIEC considera que es necesario, antes que expandirse con mayor cantidad de acciones o asistentes a sus propuestas, “consolidar lo que se ha ido construyendo”. En los últimos años se ha trabajado con más de 9.000 docentes de toda la provincia por medio de diversas actividades (cursos, talleres, presentaciones de materiales, conferencias y ciclos de encuentros). “El horizonte es sostener y ampliar la referencia sobre un modo de pensar el trabajo pedagógico desde una perspectiva de derechos, con aprendizajes de calidad; es acompañar la elaboración de propuestas que puedan ser paradigmáticas para la política pública; y avanzar en producciones didácticas que surjan de procesos de trabajo al interior de la escuela, fortaleciendo, de ese modo, la voz pedagógica que las y los trabajadores de la educación construyen desde su organización sindical en el escenario educativo”, sintetiza.

Por su parte, Juan Monserrat considera que los retos del Instituto están vinculados, entre otras cosas, a las transformaciones de los formatos pedagógicos y a los logros de la lucha gremial, como la Paritaria Nacional Docente, la Ley de Financiamiento Educativo, la capacitación continua y en servicio, la Ley de Educación Técnica, la Educación Sexual Integral (ESI), entre otras. “La herramienta de conquista de esos derechos ha sido el sindicato. Ahora hay que tener herramientas que capitalicen esas conquistas, sin que se las apropien otros, para que sean los actores que las lograron quienes tengan un lugar preponderante”.

educar en Córdoba | no 38 | Junio 2021 | Año XVI | ISSN 2346-9439
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Luciano