Desde hace años muchos los Institutos de Formación Docente (IFD) vienen trabajando en la producción de conocimientos -y no solo en la transmisión-, una tarea que debe ser reivindicada y fortalecida. Se trata de una labor vinculada, sobre todo, a problemas que nos movilizan en tanto instituciones de formación superior, cuestiones relacionadas a problemas de aprendizajes, a formas de enseñar, como también al contexto social en el que trabajamos. Así, por ejemplo: en nuestro Instituto nos interesó indagar en las “prácticas ad honorem”, actividad naturalizada en el sistema educativo y que no había sido relevada como objeto de investigación.
Cuando pensamos en producir conocimientos se suele considerar que solo las universidades lo hacen. En realidad, se generan saberes y conocimientos en muchos otros espacios. Por cierto, se puede discutir respecto al rigor y la especialización que requiere una investigación científica, pero antes hay que reconocer que en otros ámbitos -entre ellos, los IFD- se producen conocimientos, o producirlos debería ser parte de su acción formativa.
La relevancia de esta reivindicación radica, al menos, en dos razones. En primer lugar, por el valor de lo que ya se genera, que debe recuperarse y compartirse. Por otro lado, porque permite ubicar en otro lugar político -no solo instrumental- a la formación docente y a los IFD. Si queremos cualificar el nivel superior, es necesario aceptar la necesidad y la urgencia de atender a esta dimensión de toda práctica educativa.
Director del Instituto Superior de Formación Docente “Reneé Trettel de Fabián”, Córdoba.
educar en Córdoba | no 36 | Junio 2019 | Año XIV | ISSN 2346-9439