Desde el espacio curricular de Lengua Extranjera se proponen integrar las TIC abordando la problemática de especies autóctonas en peligro de extinción, mediante el proyecto “Salvemos a nuestros animales”. La realidad cotidiana de los chicos -en contraste con lo trabajado- trastoca y modifica la planificación. De las estrategias pedagógicas implementadas surgen valoraciones y apuntes para fortalecer la necesidad de pensar los contenidos vinculados a la realidad y necesidades de los estudiantes.
La escuela rural IPET n° 344, Anexo San Lorenzo, está ubicada en el departamento San Alberto, cerca pero no tanto de las localidades de Mina Clavero, Villa Cura Brochero, Panaholma, El Toro Muerto, Las Maravillas y Villa Benegas. Más de 8 km la separan de San Lorenzo, el pueblo más cercano, al que los liga una cuerda serpenteante de asfalto que llega exactamente hasta la puerta de la escuela. Está rodeada de monte y montaña. Y desde su soledad, apenas logra verse el dispensario y un puesto policial a unos 200 metros. Los chicos y chicas que asisten son de sierra adentro. La escuela tiene la especialización en Agro y Ambiente casi como obviedad y redundancia en la postal de su existencia.
En el otro extremo de la coherencia con el paisaje se inscribe el doble desafío que se propusieron Mariana Colonniello, profesora de Lengua Extranjera, y Marcela Valussi, maestra tutora: cruzar la materia Lengua Extranjera, con las TIC. “Integrar las TIC en la clase de Inglés en una escuela rural nos obliga a reflexionar permanentemente en nuestras prácticas. La realidad es totalmente diferente a la de otros chicos de otras escuelas, sus necesidades también son otras. En Inglés hay muchos baches respecto del material bibliográfico, por eso estamos acostumbrados a investigar mucho y diseñar nuestros propios materiales. Así surge esta propuesta que parte desde la realidad de los chicos, sus necesidades, su entorno, lo que conocen, lo que tienen a su alrededor”, explica Mariana.
El proyecto plantea como tema central los animales autóctonos de la provincia de Córdoba en peligro de extinción. La secuencia pedagógica inicia desde un texto descriptivo en inglés, que plantea una aproximación general a la problemática de especies en extinción y donde se identificaron algunos conceptos claves y específicos vinculados al tema. Luego, a través de búsquedas en internet, fueron investigando el estado de situación en la provincia de Córdoba. El uso de las TIC siempre es planteado desde una perspectiva en tanto herramienta de trabajo y no como un fin en sí mismo. Así lograron identificar y poner en común los animales cordobeses en peligro de extinción: la cabra de monte, el cóndor, el gato montés, el puma, el zorro gris, el picaflor, el cardenal copete rojo, la víbora de coral, la corzuela parda, los flamencos en la Laguna Mar Chiquita y la reina mora (autóctona de la zona de traslasierra).
Pero en la puesta en común de lo investigado por cada uno, Airton reacciona de inmediato: “¡Eso está mal, seño! La reina mora no está en peligro de extinción. Acá está lleno de reinas moras y mi abuelo las caza para vender. Salen como $ 200 cada una”. Lo cual desató un amplio y enriquecedor debate, donde textos académicos y experiencia cotidiana se disputaban la construcción de la realidad. ¿Cómo es que la reina mora está en peligro de extinción si está por todos lados? El problema de incorporar la vida cotidiana al aula es que su contundencia material jaquea y desafía permanentemente las estrategias pedagógicas y el modo en que se conjugan saberes para la construcción y reconstrucción de la realidad. Por lo mismo, su valor pedagógico es mayor. Para Airton, las reinas moras “están en todos lados”, y esto obliga a las docentes a plantear una perspectiva más amplia y global de la problemática. Pero a la vez, las desafía a incorporar esa cara de la realidad local a la secuencia pedagógica. “Propusimos investigar, ya no mediante internet, sino mediante encuestas y entrevistas en sus casas, involucrando a la familia en estos procesos de aprendizaje: ¿qué sabían de la reina mora?, ¿las cazaban?, ¿por qué las cazaban? Y a la clase siguiente tuvimos una respuesta contundente: habían charlado con padres, hermanos, abuelos, una movida impresionante. Se produjo un cruce familia-escuela que ni siquiera estaba contemplado inicialmente en el proyecto”, subraya Marcela Valussi.
Un cambio en la realidad cotidiana
El cierre de la secuencia pedagógica implicaba la producción colaborativa de textos en inglés, planteando y alertando sobre la problemática trabajada, para ser presentados mediante power point en la Exposición Escolar Anual de cierre de ciclo. El recorrido realizado fue involucrando cada vez más a las familias que en su mayoría no tenía conocimiento de que la reina mora estuviera en peligro de extinción. “Imaginate que todos se despiertan cada mañana con su canto, son parte de su cotidianeidad. Los chicos tuvieron que ir replanteándose muchas cosas. En principio, prendió el bichito de la duda, después extendieron esas preguntas y planteos a sus familias. De ahí expusimos en clase y pudieron tomar la palabra. Eso también es muy fuerte en estos contextos, porque en su mayoría son tímidos e introvertidos y les cuesta mucho asumir y valorar la voz propia. En eso tuvo un papel fundamental el debate que se armó, porque discutían de verdad y compenetrados en el tema, y eso los fue soltando”, evalúa Marcela.
La elaboración del texto final en inglés tuvo algunas dificultades de producción, según reconocen las docentes, ya que implica un manejo mucho más exhaustivo de la lengua extranjera. Así es que debieron reformular la propuesta hacia la construcción de posters mediante la utilización de imágenes y frases más simples, aunque de mayor potencia en la toma de conciencia respecto de la problemática. “No matemos a la naturaleza. No matemos a la reina mora. Si las ves en jaulas para la venta, llamá a la policía local”, versa uno de los posters. El segundo trabajaba sobre el cuidado y la conservación. “Cómo mantenemos a salvo a las reinas moras: No cazarlas. No comprarlas. No venderlas. Si comprás una, liberala luego. El mundo te lo agradecerá”.
[caja titulo=”Perderle el miedo a las TIC” fuente=”#ffffff” fondo=”#188A45″] Está muy arraigada la idea de que las nuevas generaciones (niños y jóvenes de este tiempo) son nativos digitales. Como si haber nacido en el siglo XXI les imprimiera un vínculo natural e intrínseco con la tecnología, cuando en realidad se trata de una cuestión fuertemente cruzada y determinada por condiciones sociales, económicas y culturales.
“La experiencia de los chicos con las TIC era casi nula, por eso yo sentía que integrarlas en mi materia era casi una obligación, para posibilitar esa experiencia”, explica Mariana.
El IPET 344 cuenta desde 2010, con 35 netbooks otorgadas por el gobierno provincial, pero la ubicación geográfica de la escuela no les permite una conexión fluida de internet ni siquiera para las cuestiones operativas de la institución. De ahí que la integración de estas nuevas tecnologías fuera un desafío y ejercicio de creatividad y previsión. “Teníamos que pensar plan A, plan B, plan C, casi todo el abecedario en propuestas alternativas. Capturas de pantalla paso por paso, bajábamos fotos, textos. Pedimos prestados a familiares y amigos esos dispositivos de internet móvil para que pudieran navegar de verdad y no solo hacer como si. Llegábamos a la escuela con un arsenal de aparatitos, pen drives, dispositivos, cables, de todo”, recuerda Mariana.
A la vez, la utilización de las TIC en el proyecto “Salvemos a nuestros animales” perseguía un doble objetivo. El acercamiento y aproximación a la tecnología como una herramienta concreta, junto a la experiencia de su utilización para borrar miedos; y a la vez, la posibilidad de plantear formas colectivas de trabajo. Así, optaron por Google Drive para proponer la producción colaborativa en línea de textos y posters. Una experiencia donde el instrumento que se utiliza determina, además, las condiciones y potencialidades de su uso.
“El 5to año con el que trabajamos el proyecto era la segunda cohorte de la escuela, ya que es relativamente nueva, apenas tiene 7 años. Antes, cuando terminaban la primaria, para seguir estudiando tenían que viajar 8 o 10 km hasta el secundario más cercano, por eso muchos a la larga dejaban sus estudios”, comenta Marcela Valussi. Y Mariana Colonniello remata: “De los ocho estudiantes del curso, siente eran los primeros de su familia en acceder a estudios secundarios, incluso entre los que tienen hermanos mayores. Por eso, el impacto de la escuela es muy fuerte en la zona. Para ellos y para las familias, la oportunidad de recibirse es un logro enorme. Lo que tratamos de hacer es formar para la vida; Inglés es apenas una buena excusa”.[/caja]
En la materialidad de las producciones finales, Mariana y Marcela destacan dos cuestiones: por un lado, el aprendizaje conjunto, ya que indagando y siguiendo el tema descubrieron que la policía recibe denuncias sobre la caza de las reinas moras, un dato que también ellas desconocían; y por otro lado, la proyección desde la realidad local, propia y cotidiana de los chicos y chicas hacia una concepción mucho más amplia del mundo.
“Los resultados finales verdaderamente nos sorprendieron y reconfortaron. Frente a una realidad en la que la caza de las reinas moras es una posible ayuda económica para familias, cuyas economías son bastante informales y endebles, nos parecía algo muy difícil de discutir”, puntualiza Marcela Valussi. “Sin embargo -completa Mariana-, cuando Airton le dice a su abuelo que no hay que cazarlas porque se están acabando, y que sus nietos no las van a poder ver, ahí una comprende la potencia del recorrido que fuimos construyendo colectivamente”.
La escuela se viste de gala para el cierre del ciclo lectivo. Cada curso, cada materia muestra lo producido durante el año. Las presentaciones son esperadas con entusiasmo y coronadas con un sonoro aplauso por el resto de los estudiantes, docentes y familiares presentes en la Exposición Escolar Anual. Le toca el turno a 5to año, muestran los posters y comentan sobre la importancia de cuidar y proteger a la reina mora. Marcela y Mariana observan orgullosas el modo en que sus estudiantes interpelan al público. Cuando se apagan los aplausos y los estudiantes vuelven a sus lugares, Airton levanta la mano para atraer la atención de Mariana. “¡Profe, profe! ¿Cómo se dice en inglés misión cumplida?”.
[caja titulo=”Mirar cerca para proyectar lejos” fuente=”#ffffff” fondo=”#2E367D”] Mariana y Marcela ponen las claves de su trabajo en una frase: “Observar lo que no veíamos”. Y explican que se trata de ver lo que está invisibilizado. Empezar a tomar conciencia de que hay un Otro, un otro con mayúscula, un otro con necesidades, con derechos, con demandas. Un otro con preguntas. “El desafío es habilitar esa pregunta”, argumentan.
“Venimos de una formación pedagógica centrada en el docente. Entramos al aula con la convicción de que tenemos mucho para dar. Pero el error que se oculta allí, es que eso que yo tengo para dar, solo tiene sentido en relación con lo que los estudiantes necesitan”.
“Puedo volcar en clase todo lo que sé de inglés y correr para dar lo más posible, pero el estudiante solo va a tomar lo que le interesa. ¿Y cómo puedo saber qué cosas les interesan? Hay que abrir el juego, escucharlos, darles su espacio, para saber por dónde llegarles, por dónde despertar su curiosidad. Creo que desde ahí surge todo”, concluye Mariana Colonniello. “Yo me interrumpo constantemente a mí misma en la planificación”.[/caja]
educar en Córdoba | no 31 | Junio 2015 | Año XI | ISSN 2346-9439