Son las 9:50 hs, quedan 10 minutos para que toque el timbre. Marcela, maestra de sexto grado está explicando a un grupo de 22 alumnos. Este presente viene precedido de una intensa búsqueda de materiales para desarrollar su clase. Ha traído láminas, poemas y elaboró ejemplos específicos que permitan articular los temas trabajados y dejar las bases para abordar nuevas cuestiones.
Son las 9:50 hs de un 22 de agosto, hace ya mucho calor, se aproximan los trimestrales y para Marcela no queda mucho tiempo para desarrollar los temas previstos. Por eso, insiste en que es importante prestar atención. Son las 9:50 hs y una parte de los varones y mujeres está pendiente del recreo, porque han acordado un partido de fútbol mixto con el otro sexto grado.
Para Marcela, este tiempo se pasa volando, mientras que para los alumnos es una eternidad. Son las 9:50 hs y, sin embargo, para un grupo de estudiantes, esta hora es igual a cualquier otra. Ellos están desenganchados de la clase. Para ellos, no hay campeonato, tampoco hay clases… sus reflexiones oscilan entre situaciones familiares diversas, recuerdos de películas recientes y juegos con sus celulares. Están sus cuerpos, mas no sus mentes.
Son las 9:50 hs y el equipo directivo está pendiente de que toque el timbre porque quieren hablar con Marcela, para saber cómo va el desarrollo de los temas previstos. Este es el tiempo para conversar, puesto que en los días siguientes estarán afectados a otras actividades del Ministerio de Educación. Son las 9:50 hs y desde Inspección se envía un correo electrónico en el cual se solicita un informe sobre el desarrollo de los diferentes proyectos escolares para ser presentado en dos días. Mientras tanto, a las 9:50 hs, unas tres madres se acercan a la escuela… quieren hablar con la directora porque no están conformes con los modos en que Marcela ha evaluado a sus hijos en la última prueba.
educar en Córdoba | no 30 | Octubre 2014 | Año XI | ISSN 2346-9439