La Escuela Primaria “Juan Bautista Bustos”, de Pilar (Río Segundo), modificó su proyecto institucional orientándolo hacia temáticas relacionadas a la memoria reciente, identidad, derechos humanos y terrorismo de estado, sobre los pilares de la búsqueda de verdad y justicia. De esta forma, y con diversas actividades comunitarias, lograron señalizar un ex centro clandestino de detención que permanecía oculto en la zona, la formación de una Comisión sobre Memoria y DDHH y la capacitación integral de los docentes de la escuela en el Archivo Provincial de la Memoria. Actualmente, siguen defendiendo el derecho de todo ciudadano de conocer la historia, a través de las voces de los más chicos. Un ejemplo de compromiso social que parte desde la escuela, y se fortalece en el seno de la comunidad.
En marzo de 2006, los directivos y docentes de la escuela detectan la necesidad de comenzar a trabajar la temática de los derechos humanos y la memoria reciente. Por un lado, la Ley General de Educación lo planteaba en uno de sus artículos y debía incorporarse al currículo. Pero también, son los alumnos quienes comienzan a preguntarle a los docentes sobre algo que comienzan a percibir cerca de ellos. “En ese momento, en Pilar se da un hecho detonante: el Municipio voltea el ex centro clandestino de detención, que estaba abandonado. El pueblo no se había apropiado del sitio como un lugar de memoria. Son los mismos chicos quienes nos preguntaban por qué estudiábamos sobre la memoria y el estado municipal no la preservaba”, comentó Adriana Pivetta, directora de la escuela.
A partir de esta modificación en el proyecto institucional, los hechos sucedidos en Pilar y la curiosidad de los alumnos, traducida en múltiples preguntas, la escuela comienza a tener un rol fundamental en la comunidad con respecto a la concientización sobre derechos humanos y la búsqueda de verdad y justicia. Las actividades pedagógicas no quedaban en el aula, sino que tenían como propósito llegar a los distintos sectores de la sociedad.
Los muros de la memoria
“Recuerdo haber salido con mis compañeros a hablar con la gente sobre la dictadura militar, investigar más y más sobre lo que fue nuestro pasado, averiguar y aprender qué y cómo fue el golpe de estado y cómo honrar a los desparecidos. Una de las actividades fue el mural que hicimos en la Plaza de la Memoria”, relató Ramiro Brizuela, exalumno de la escuela.
Un año después, la institución organiza una peña cuyo eje fue la historia argentina. Los alumnos de sexto grado fueron los encargados de retratar la época de la dictadura militar de 1976. “Fue el primer gran evento comunitario y la gente de Pilar quedó muy impactada, porque nunca se había visto una representación escolar sobre estos temas”, aseguró Valeria Rodríguez, maestra de quinto y sexto grado.
En el año 2008, la Escuela Primaria “J. B. Bustos” presenta en el Concejo Deliberante el proyecto “Paseo de la Memoria”, cuyo objetivo era evitar que el ex centro clandestino de detención fuera demolido completamente y convertirlo en una plazoleta, sinónimo de memoria y reflexión. En la inauguración participaron alumnos, docentes, padres y vecinos con diversas representaciones culturales, junto a la agrupación H.I.J.O.S. El sitio abandonado se llenó de voces que pedían justicia.
Los chicos estuvieron presentes en varias sesiones legislativas, donde debatieron junto a los concejales la importancia de la preservación de uno de los ex centros clandestinos más importantes de la provincia de Córdoba, conocido como el “puesto caminero”. Lograron su señalización sobre la Ruta Nacional N° 9 y la creación de un monolito, que recuerda a los desaparecidos de la zona. “La primera marca que conmemora lo sucedido en Pilar fue por una iniciativa de los alumnos”, comentó Adriana Pivetta. El Paseo de la Memoria marcó un antes y después en Pilar. Un grupo de niños junto a sus docentes habían recuperado un lugar que se quería ocultar para siempre.
Los más chicos como portadores de la historia
A partir de ese día, lo que parecía imposible se fue tornando real. Un grupo de maestros de la escuela comenzaron un trayecto docente sobre derechos humanos y memoria reciente, dictado por el Área de Educación del Archivo Provincial de la Memoria. “Lo que nos costaba era bajar la temática a niños, queríamos que se comprometieran y pudieran verlo como parte de la historia, pero también de la actualidad, porque los juicios comenzaban ese año”, agregó Valeria.
Dentro de la comunidad hubo diversas reacciones; frente a esto, “la primera consigna fue: vamos despacio, porque no eran momentos en que la palabra estaba tan habilitada para hablar de estos temas y encontrábamos grandes resistencias”, explicó la directora. A medida que los docentes se fueron capacitando, las planificaciones comenzaron a dotarse de secuencias didácticas y actividades que vinculaban lo que había sucedido en Pilar y en el país durante la última dictadura militar.
Era frecuente ver en las plazas, bancos, comercios y veredas a los alumnos con volantes en sus manos, pancartas, collages y dibujos, entregándolos a quienes transitaban por los barrios. Fue así como se acercaron familiares de desaparecidos y personas que nunca antes se animaron a hablar. “Se empezó a generar un movimiento que iba desde lo que podíamos trabajar con los niños, a lo que la escuela iba representando en la comunidad, como un espacio que empezaba a habilitar la palabra para algunos recuerdos”, comentó Adriana.
Protagonistas de la historia
El lema de la escuela fue y sigue siendo: “Educar es un modo de invitar a protagonizar la historia y generar mundos cada vez mejores”. Desde que los niños ingresan a primer grado comienzan a hablar sobre memoria: “La individual, del niño con su familia, con sus afectos. Son modos de hacer que los chicos puedan ver que la historia la protagonizan todos los días. A medida que van pasando de grado, trabajan la historia de la comunidad, de la provincia y la nacional, pero siempre como protagonistas. En los últimos años, abordan la memoria y el pasado reciente”, agregó la directora.
En la capacitación del Archivo Provincial, los docentes adquirieron diversas herramientas para trabajar los derechos humanos e identidad desde los primeros grados. “Temáticas bajadas a sus memorias e identidades para que, después de ahí, sí se pueda partir hacia problemas como la supresión de la identidad en la época de la dictadura. Hemos notado todos estos años que no hay niño que no se compenetre con el tema, inclusive ellos siguen investigando al finalizar las unidades didácticas de trabajo”, explicó la maestra.
Ramiro Brizuela, exalumno de la escuela, es uno de los ejemplos de compromiso que relata Valeria. “Aprender de la dictadura desde niño, hoy en la secundaria, me favoreció mucho, ya desde joven pude conocer profundamente sobre este tema histórico y propio de nuestro país. En la secundaria conocí a profesores y compañeros que también estaban interesados sobre el golpe de estado, la dictadura, los desaparecidos o la memoria y esto significa que, constantemente, tenemos proyectos o ideas. Queremos que la gente sepa que los jóvenes de hoy estamos interesados en un pasado oscuro y feo que no conocimos, que pretendemos que la memoria no se olvide y perdure”.
Del proyecto institucional a la comunidad
Ramiro, junto a docentes, padres y otros exalumnos, conforman actualmente la Comisión de DDHH de Pilar, Río Segundo. Desde allí, se llevan adelante proyectos y diversas actividades, donde la participación de la comunidad educativa, tanto de la Escuela “J.B. Bustos” como de otras instituciones cercanas, se va constituyendo como imprescindible.
A partir de 2011 y 2012, los docentes comienzan a trabajar con la Cátedra de Intervención Comunitaria, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Los alumnos, junto a los practicantes de la UNC investigan y realizan entrevistas audiovisuales a esos familiares de desaparecidos que se habían acercado a la escuela. La presentación del documental se realizó en el Paseo de la Memoria y contó con la presencia de diversas agrupaciones y familiares, que crearon –además- un mural con distintas manifestaciones artísticas.
Sin embargo, hacia fines de 2012, y pese al arduo trabajo de toda la comunidad, la única pared que quedaba en pie del ex centro clandestino fue derribada y el mural realizado colectivamente fue sustraído. Esto motivó la intervención del Estado Nacional, el Archivo Provincial de la Memoria y la Comisión de DDHH de Pilar, en el marco de las leyes que garantizan la preservación y señalización de los sitios de memoria por su valor testimonial. Hoy, permanecen en la plazoleta los escombros que no pudieron eliminar, símbolo de la lucha de toda una comunidad.
Este hecho no frenó a los chicos, todo lo contrario. Sintieron que todavía quedaba mucho trabajo por hacer. En 2013 participaron de la conmemoración del 24 de marzo y presentaron en el Archivo Provincial de la Memoria cortos producidos, actuados y filmados por ellos. “Mostramos cómo los militares quemaban los libros y les decían a los chicos que leer y que no”, contó Bianca, alumna de sexto grado.
“El tema de memoria siempre fue muy silenciado acá en Pilar. Nadie se animaba a hablar del tema, mucha gente no lo conocía. Entonces, que la escuela lo haya ido sacando a la sociedad fue haciendo que las personas empezaran a hablar más y que reconocieran que hay un sitio de memoria. El hecho de que los niños y jóvenes sean los encargados de instalar estas temáticas ha posibilitado que la gente lo tome de otra manera”, aseguró Valeria Rodríguez.
Sin dudas, el trabajo institucional de la comunidad educativa de la Escuela “J. B. Bustos” es un ejemplo de compromiso educativo y social, que instala en los chicos la inquietud de conocer más sobre el pasado que los marca, los ayuda a entender que la historia se construye cada día y que son protagonistas de la misma. “Es muy importante conocer desde chico las raíces, cómo fue el país una vez y cómo nos gustaría que sea. Saber cuáles son nuestros derechos y los de los demás. Conociendo sobre nuestro pasado, podemos saber hacia dónde queremos ir”, reflexionó Ramiro.