Las familias constituyen aliadas centrales en este contexto difícil

Por Roxana Karina Ibarra (*)

Desde hace varios años trabajo en la Unidad Pedagógica, cuyo gran objetivo es alfabetizar. Pero también hacemos –junto a mis compañeras de trabajo– mucho hincapié en la comprensión en general, ya sea de consignas, de textos, de situaciones problemáticas, etc. Y para ello nos resulta de gran ayuda el trabajo a través de juegos y de proyectos, porque son iniciativas que las niñas y los niños esperan con ansias, les generan interés, lo cual favorece los aprendizajes. Para ello, hacen falta muchos recursos didácticos y los confeccionamos con materiales reciclados; eso ya les genera sorpresa y predisposición. Este año, por ejemplo, comenzamos el ciclo lectivo y observamos que no querían leer cuentos. Entonces implementamos un proyecto para acercarnos a la biblioteca, para fomentarles el placer y el interés por la lectura, para que pudieran comprender con claridad y luego transmitir lo que leían, y resultó magnífico: logramos atrapar su atención, desarrollar diferentes actividades y hacer una reescritura de un cuento, lo que nos permitió fortalecer la comprensión.

Trabajar con parejas pedagógicas facilita nuestra labor y tiene muchos beneficios, como aprovechar el tiempo pedagógico en las aulas; atender a la totalidad de las y los estudiantes y, más aún, a quienes tienen aprendizajes débiles; compartir los logros, las dificultades y, por sobre todo, reflexionar sobre la propia práctica, intentando que nuestras alumnas y nuestros alumnos aprendan de la mejor manera posible.

En la actual situación social que atravesamos, las y los docentes también necesitamos el apoyo y el involucramiento de las familias. En nuestra institución siempre intentamos fortalecer esa relación implementando talleres con madres y padres, en los cuales construimos juegos –de cartas o de tableros, de sumas– que pueden usar en los hogares para fortalecer los procesos de aprendizaje de sus hijas e hijos. Allí no solo fabricamos esos juegos, sino que reflexionamos acerca de cuál es su objetivo pedagógico, para qué sirve, qué saberes o actitudes fortalece. Las familias siempre se han mostrado comprometidas, pero es importante integrarlas en el proceso educativo, acercarse a ellas con cariño y claridad para que puedan colaborar en los aprendizajes. Cuando eso ocurre, todo lo que nos devuelven es muy bueno para docentes y estudiantes.

(*) Docente de la escuela primaria Francisco Narciso Laprida, San José de la Dormida, departamento Tulumba.

educar en Córdoba | no 42 | Octubre 2024 | Año XXIII | ISSN 2346-9439
Artículo: Las familias constituyen aliadas centrales en este contexto difícil

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Luciano