Somos una voz de aliento frente a tanto desasosiego

Por Juan B. Monserrat *

En este número de la revista educar en Córdoba damos testimonio del compromiso con la educación de nuestra organización gremial y del Instituto de Capacitación (ICIEC), en el momento más crítico que atraviesa la humanidad por la situación de pandemia mundial que vivimos desde marzo de 2020.

La crisis originada por la pandemia de COVID-19 trastocó de manera extraordinaria la vida social en general, con sus consecuencias particulares a nivel de la experiencia escolar de estudiantes, docentes, directivos y familias. En ese marco, el Instituto de Capacitación e Investigación de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (ICIEC-UEPC) está presente acompañando el trabajo de enseñar y decidió -entre otras acciones- dar lugar en esta edición de la revista, a reflexiones y propuestas que, junto a la socialización de experiencias escolares, permitan enriquecer y fortalecer el trabajo docente en este contexto -en extremo singular y complejo- que estamos enfrentando, tras el experimento neoliberal que avanzó en Argentina y en toda la región, atacando a lo público en forma continua y sistemática.

La pandemia evidenció que sus efectos hubieran sido aún peores sin la acción de un Estado presente y dispuesto a atenuar una profundización de las desigualdades. El contexto de pandemia demostró -una vez más- que lo público es irremplazable. El Estado es un actor central en la organización de la sociedad y la escuela, un referente obligado que aporta protección y cuidado a niñas, niños y jóvenes en medio de esta realidad dramática.

También pudimos comprobar en forma efectiva y fehaciente que, cuando el Estado no pudo, no supo o no llegó a tiempo, la escuela y la educación públicas se sostuvieron sobre el trabajo docente. Asumimos el rol de ser una referencia ética de una sociedad que se reconstruye tras la descarnada experiencia política de profundización de las desigualdades. Este aporte se suma a un compromiso irrenunciable desde nuestra condición de trabajadoras y trabajadores, al tiempo que pone a prueba y refuerza nuestra condición de profesionales de la educación. Asumimos la lucha gremial, concibiéndonos como profesionales con un saber específico, defensores de un modelo de enseñanza y capaces de escuchar a niñas, niños y jóvenes, de entender sus lógicas, de protegerlos frente a los desafíos del vertiginoso tiempo en que vivimos. Ofrecemos un poco de sosiego ante el riesgo de sus vidas y su existencia, fortaleciendo su condición de ciudadanas y ciudadanos. La tarea de educar es también transitar entre los saberes antiguos y los venideros y necesitamos ser expertos en esa labor, para poder elegir qué opciones son las más viables y convenientes para formar mejores ciudadanas y ciudadanos.

Nuestra obligación y nuestra propuesta es propiciar y sostener una pedagogía que dé cuenta de la igualdad, la inclusión, la ampliación de derechos y el respeto al Estado de derecho. Somos una organización destacada y reconocida, que aportamos una mirada significativa y construimos desde la experiencia laboral concreta, sin ningún tipo de especulaciones. Pretendemos intervenir en el debate público para que la educación sea mejor, desafiando a aquellas y aquellos que pregonan valores e intereses ajenos a un destino común.

La actual coyuntura, con un Estado más presente, con políticas consensuadas y diseñadas desde las y los responsables de conducir los destinos de la Argentina, nos invita a participar en la discusión de estos desafíos, nos reconoce como referentes de las y los trabajadores de la educación, generando obligaciones que no vamos a eludir.

La sociedad reconoce lo que las y los docentes -y nuestra investigación- aportan desde la vivencia concreta de la práctica pedagógica. Cada compañera y compañero contribuye, con su esfuerzo, dedicación y profesionalismo a la construcción de sociedades más justas. Nuestros reclamos seguirán siendo por mayor inversión educativa, la que volverá en una mejor educación, de mayor calidad, más pensamiento crítico, más diálogo, respeto y menos violencia.

Aun cuando el impacto y las consecuencias definitivas de esta pandemia estén lejos de conocerse, estamos obligados -frente a tanto desasosiego y desesperanza- a continuar proponiendo desde nuestro rol y lugar -que es valorado por el conjunto de la sociedad-, a estar de pie y a seguir siendo una voz de aliento.

* Secretario general de UEPC

educar en Córdoba | no 37 | Junio 2020 | Año XV | ISSN 2346-9439
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Luciano