En nuestra institución, cuyo proyecto educativo está orientado a la reinserción de jóvenes y adultos en el sistema educativo, el logro de los objetivos planteados depende mucho de los procesos de evaluación institucional.
Precisamente, la posibilidad que brinda nuestro Ciclo Básico orientado a alumnos de 15 a 17 años, adolescentes y jóvenes cuyas trayectorias escolares han experimentado a través de la repitencia, la expulsión o el abandono, diversas formas de fracaso escolar, requiere de la implementación de recursos y estrategias pedagógicas que contemplen las características subjetivas y estilos de aprendizaje de estos alumnos, así como las posibilidades que brindan nuevos formatos, tales como en este caso la “tercera materia”, con el propósito de favorecer su permanencia y lograr su promoción.
En nuestra experiencia, la implementación de esta estrategia brinda la posibilidad de proponer al alumno, a través de la presentación de trabajos prácticos evaluativos, consignas de trabajo que, al mismo tiempo que requieren el recorrido por los contenidos previstos desde la planificación curricular, propongan actividades pedagógicas y modelos de evaluación distintos de aquellos que generaron los bajos índices de aprendizajes logrados; esto es, que no reproduzcan en esta instancia estrategias que resultaron desfavorables.
Sin embargo, si bien la tarea del docente es relevante en esta instancia, no es ni debe ser solo suya la responsabilidad en la eficaz implementación de este nuevo formato. Es imprescindible disponer de los recursos institucionales necesarios para establecer el marco de trabajo y la corresponsabilidad en el cumplimiento del acuerdo firmado con el alumno y sus padres o tutores. Y además, la necesidad de disponer acciones de seguimiento de los alumnos en esta condición demuestra ser el principal recurso para garantizar su logro.
La implementación ininterrumpida del Plan de Mejoras Institucional (PMI) desde el año 2010, nos ha permitido monitorear indicadores institucionales referidos a promoción, repitencia y abandono de nuestros estudiantes. El registro y sistematización de estos datos, además de los porcentajes de aprendizajes logrados e informe de exámenes por curso, indica que considerados comparativamente los ciclos lectivos 2013-14, a la par de una notable disminución en el número de alumnos con más de cuatro materias desaprobadas al cierre del ciclo lectivo, el porcentaje de alumnos con hasta tres materias sin promedio aumentó casi un 18%. El análisis de estos datos hace posible pensar que los alumnos han incorporado la posibilidad de la “tercera materia” como un recurso que salvaguarda su promoción. Sin embargo, la posterior falta de cumplimiento de las condiciones requeridas deviene, en muchos casos, en causa de repitencia.
En consecuencia, como estrategia institucional, hemos dispuesto destinar uno de los espacios tutoriales de PMI al seguimiento de alumnos en condición de rendir la tercera materia. El tutor responsable lleva a cabo esta tarea a partir del relevamiento de casos, firma de acuerdos y articulación permanente entre el alumno y el docente titular de la asignatura correspondiente.
educar en Córdoba | no 32 | Diciembre 2015 - Enero 2016 | Año XI | ISSN 2346-9439