Desde este nuevo espacio de Coordinador se abren nuevas puertas y miradas, que se actualizan permanentemente. Acompañar a los estudiantes y a los compañeros docentes, desde un lugar distinto al aula y a la especificidad de un ámbito curricular, es el espacio que se va construyendo. En este sentido, aún debemos cambiar la mirada: lo que se propone es acompañar, coordinar acciones, construir sentidos y no un reto o una sanción (tanto para el docente como para el estudiante). Por eso, trabajar en la escuela desde el proyecto nos corre del clásico lugar de control-sanción. Es necesario moverse de ese lugar para garantizar una escuela democrática.
El espacio de coordinación permite un seguimiento particular de los estudiantes, ya no solo en términos de presente/ausente, aprueba/desaprueba. Permite acompañar la trayectoria escolar de cada uno de ellos, desde un espacio institucional que atiende a necesidades específicas, y les permite pensar en perspectiva su tránsito por la escuela. Con los docentes, por su parte, permite concentrar y enfocar proyectos pedagógicos.
Desde mi experiencia como coordinador, considero que los nuevos formatos y los nuevos roles institucionales ponen en tensión el proceso de transformación educativa y la necesidad de repensar la escuela, tanto en sentido vertical como horizontal. Estos nuevos roles y formatos que se van construyendo, nos obligan a tomar posturas frente al quehacer pedagógico y nos ponen de cara frente a la obligatoriedad de la escuela secundaria, y a la necesidad de incluir con calidad a los estudiantes.
Los desafíos pendientes son varios. Por un lado -y creo que es el principal-, entender y apropiarse del sentido de la Ley de Educación y de todo lo que el Estado está haciendo para que los estudiantes estén y permanezcan en la escuela. Otro desafío es entender que, si bien el Estado debe brindar algunas herramientas más, también es parte de la labor institucional-docente pensar la inclusión con calidad y no solo la inclusión como retención de los estudiantes en la escuela. Desde este ángulo, es primordial que nos cuestionemos y modifiquemos nuestras prácticas y nuestro compromiso con la escuela y la educación de los chicos y chicas.
educar en Córdoba | no 32 | Diciembre 2015 - Enero 2016 | Año XI | ISSN 2346-9439