Es una certeza que en estos tiempos las certezas están en crisis, que una crisis vaticina cambios y que los cambios se toman su tiempo. En el Programa Avanzado de Educación Secundaria en Tecnologías de la Información y Comunicación se mira a la escuela desde otras perspectivas. Una implica la demanda global del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en cuanto a lenguajes digitales de difusión masiva; otra, en cuanto a la autonomía de trabajo y la capacidad de sostener un aprendizaje autodirigido; y otra, en cuanto al vínculo pedagógico de docentes y estudiantes.
Una jornada en la escuela experimental Pro-A comienza a las 7:40 y finaliza a las 16:30. Los espacios curriculares abordados son los del Ciclo Básico, los Clubes, el taller de Inglés Aplicado y los específicos de la orientación. Cada uno de estos espacios tiene un curso asignado en un Campus Virtual, permitiendo incorporar otros modos de enseñar y aprender, ya que las secuencias didácticas son creadas por los docentes con recursos digitales, interactivos, audiovisuales, entre otros, y los estudiantes acceden a las mismas desde sus netbooks. El docente ya no es simplemente quien imparte conocimientos, sino que es el gestor de la construcción de conocimientos que realizan los estudiantes. Este espacio virtual, por un lado, permite generar progresivamente la autonomía de aprendizaje, porque los alumnos pueden acceder en cualquier momento al Campus; y por otro, garantiza que el tiempo que pasan en la escuela estén aprendiendo, debido a que los profesores dejan cargadas sus secuencias con materiales y actividades en sus cursos virtuales ante ausencias.
Todo esto implica cambios profundos en la organización escolar, en cuanto a la diversificación de instrumentos de evaluación: no es solamente “saquen una hoja”, sino también por medio de las herramientas que proporciona el Campus -como wikis, trabajos colaborativos, registros de procesos, participaciones pertinentes en foros, o por la elaboración de proyectos que implican el manejo de aplicaciones y contenidos. Por lo tanto, se hace evidente y palpable la expresión “la evaluación es otra instancia más de aprendizaje”.
Hay dos factores que permiten que esto sea posible; el primero es la comunicación con la familia y el fuerte trabajo que se realiza desde coordinación de curso y preceptoría, tarea que es sumamente necesaria, porque los estudiantes hay días en los que están más horas en la escuela que con sus familias. El feedback es constante, la frase con la cual los comprometemos es “son nuestros estudiantes, pero primero son sus hijos”, y las puertas al diálogo están siempre abiertas. El segundo, es el tiempo de trabajo que la propuesta implica. Hoy nos demanda a los adultos y profesionales de la educación, los que estamos en el aula y los que no, capacitación constante, de calidad y de compromiso. Inmersión en las nuevas tecnologías y sensibilización, para despertar deseos y nuevas perspectivas de futuro en Traslasierra, Córdoba.
educar en Córdoba | no 32 | Diciembre 2015 - Enero 2016 | Año XI | ISSN 2346-9439