Entrevista a Guillermo Scherping
Luego de las históricas y masivas movilizaciones y de la consolidación del movimiento social que se levantó contra un sistema educativo “de mercado”, la sociedad chilena está viviendo un debate profundo sobre la necesidad de reformar su sistema de enseñanza. En esta entrevista con Guillermo Scherping, miembro del Colegio de Profesores de Chile, de la Central Única de Trabajadores y referente del Movimiento Pedagógico Latinoamericano, educar en Córdoba propone un acercamiento a las consecuencias estructurales del modelo educativo chileno y los proyectos de transformación que el nuevo gobierno viene impulsando.
¿Cuáles son las características del sistema educativo chileno y cuáles son las perspectivas que se abren ahora, a partir del nuevo gobierno?
– Lo primero para decir es que la buena noticia para el mundo es: el modelo chileno no puede ser replicado en ninguna parte, porque requiere condiciones de terrorismo de Estado para aplicarse, como sucedió en Chile. Es toda la teoría pura de Milton Friedman respecto de la economía y la “sociedad libre” aplicada a la educación; esa teoría sostenía que el Estado debe retirarse de todos los ámbitos, porque los hombres son libres y deben relacionarse libremente y el Estado no puede intervenir en esas relaciones. Desde esa perspectiva, se debe terminar con la educación pública y con la provisión del Estado; sin embargo, el Estado debe asegurar el servicio educativo, esa es la lógica general de lo que ellos llaman el Estado subsidiario en la educación. Esto se implementó en Chile en condiciones de terrorismo de Estado, luego en la transición, que fue una transición pactada, allí las contradicciones estaban muy vivas, pero también se produjeron fusiones de intereses. Muchos pensaron -incluso gente de la propia Concertación- que la modernización del modelo educativo era perfectible, pero no había que cambiar; por lo tanto, la municipalización era buena, el incentivo a la participación privada en la provisión de escuelas también había que favorecerla, pero poniéndole regulaciones; sin embargo, en ningún caso se planteó la recuperación de la educación pública.
¿Cuáles fueron las diferencias entre el modelo educativo heredado de la dictadura y el de la Concertación?
– La diferencia central entre los seguidores de Friedman y la Concertación radicó en que estos últimos sostuvieron que el Estado debía ser un proveedor de última instancia, “lo que no atiende el mercado debe atenderlo el Estado”, decían. Este sistema se desarrolló en Chile los últimos 30 años y la crisis que generó todos la conocen, la ha visto el mundo por televisión, incluso las últimas “buenas noticias” de que Chile ha mejorado en las pruebas PISA, ocultan que PISA reafirma el pecado más grande que tiene el sistema educativo chileno, que es el clasismo y la segmentación. Porque si tú miras más detenidamente los resultados, lo que ves es que los que mejoraron sus desempeños son los estudiantes de los sectores más pudientes; en ese sentido, lo único que revela el resultado de las pruebas PISA es que Chile tiene el sistema de educación más clasista del mundo. Y esto ya lo dijo la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en el estudio que realizó en Chile, y lo dijo textualmente: “Chile ha construido intencionalmente el sistema educativo más segmentado del mundo”, está en el libro de la OCDE. Eso se dijo en 2004; sin embargo, Chile no hizo nada para cambiarlo, la tesis de la derecha fue que el modelo no había funcionado porque hubo un problema de comunicación con la gente. Decían que si la gente tuviera buena información, pondría a sus hijos en los buenos colegios y desaparecerían los malos, y el indicador para elegir a los buenos colegios sería la prueba nacional estandarizada. Pero el problema con esta prueba es que en vez de aportar antecedentes para la mejora educativa, o la mejora pedagógica en el aula, actúa como sello de calidad del mercado, y los colegios compiten por la matrícula, porque con la matrícula viene el financiamiento a partir del voucher estatal.¿Qué provocó este modelo en 30 años? Chile pasó de tener el 85% de la matrícula en escuelas públicas al 32% actual. Privatizaron la educación chilena y destruyeron el sistema público.
Son valores invertidos a la realidad Argentina…
– Claro, si nosotros teníamos la misma historia latinoamericana. También son valores invertidos a los que tenía Chile en los 80.
¿En qué radican las transformaciones del sistema educativo chileno propuestas por el nuevo gobierno?
– El gobierno que asumió el 11 de marzo de este año, con la alianza “Nueva Mayoría”, se comprometió a un cambio de paradigma radical, que se resume en girar de un modelo que entiende a la educación como un bien de consumo, hacia una nueva lógica que asume la educación como un derecho social. Eso implica establecer el fin del mercado en la educación y supone retirar el dinero que paga el Estado y retirar la selección de estudiantes. Y muchos dicen, ¿pero qué tiene que ver la selección con el mercado?; tiene mucho que ver, porque la dinámica que tuvo el modelo de mercado es que la educación privada tendió a descremar los mejores estudiantes del sector público, para la competencia por el “sello de calidad” que se le otorgan a los colegios a través de la prueba estandarizada.
¿Cómo se viven estos cambios dentro del sector docente?
– Hacia adentro del sector docente este proceso genera tensiones, sobre todo porque el sector docente quería ir más lejos. El gobierno se ha comprometido con proyectos de ley a retirar el mercado de la educación, ir a la desmunicipalización y fortalecer la educación pública, donde todos los colegios municipales pasarán al Estado. Es probable que este proceso sea parecido a la provincialización de Argentina, eso es lo que está comprometido en el programa de gobierno. Luego, hay que ir a la generación de una carrera profesional docente, que es la lucha que nosotros llevamos desde hace 20 años.
¿A qué se refiere con la carrera profesional docente?
– Nosotros en Chile tenemos un estatuto de la formación docente, que lo conquistamos en los 90, eso es muy parecido a las negociaciones paritarias que tienen ustedes, a pesar de que nosotros negociamos con todo el sector público. El estatuto norma las condiciones de enseñanza en el sector público, pero cuando hablamos de carrera profesional docente, hablamos de un paso más allá, que guarda relación con que exista un reconocimiento al desarrollo profesional. La evaluación profesional docente que existe en Chile es una valoración entre pares, que evalúa exclusivamente la enseñanza, con diversidad de instrumentos. Pero el problema es que nunca se completó la carrera, y nosotros lo que exigimos es que se le ponga valor, no precio, valor. Y para poner en valor la carrera docente, son necesarias políticas de formación continuas, comprometidas, pero a su vez que se reconozcan valores profesionales que requieren de una experiencia no contemplada en la actualidad, que son las tareas que los docentes realizamos en toda Latinoamérica. Nos contratan como docentes, pero a la vez somos profesores jefes, o coordinadores de ciclo, directores del departamento de asignaturas, coordinadores de los centros de alumnos, o de la relación con los padres. Todas esas labores profesionales no son reconocidas. Nosotros decimos que eso debe ser ponderado en la promoción de los docentes, restándole por cierto, clientelismo. Que estas designaciones no sean impuestas por el director, que los coordinadores del ciclo, de asignaturas o de relación con los padres puedan ser elegidos por los propios docentes. A esa carrera profesional nos estamos refiriendo y esa carrera es la que está comprometida en la reforma.
La reforma que se está discutiendo en Chile también incluye a la educación superior.
– Ese es el cuarto punto de la reforma, que implica la gratuidad de la educación superior: la universitaria, la de institutos profesionales y de los centros de formación técnica. Supone la necesidad de que el Estado brinde un trato preferente a las universidades estatales. Porque también en la educación superior se generó igualdad de trato entre instituciones privadas y públicas, donde las universidades públicas fueron empujadas a venderse en el mercado, a autofinanciarse y eso destruyó una política nacional de formación de cuadros profesionales. El mejor ejemplo de esta destrucción lo encontramos en el último gran terremoto; en Miami, esa noche había de turno veinticinco geofísicos que estuvieron toda la noche monitoreando la actividad sísmica; en Chile, esa noche, en la sala de emergencia hubiera habido solo uno, que en realidad no fue porque estaba enfermo, y la pregunta es: ¿por qué Chile no ha formado más geofísicos? Porque para la lógica de mercado de la educación superior chilena, los geofísicos no son rentables, pero al país le podrían haber ahorrado doscientos muertos. Esa mirada estratégica la puede hacer solo la educación estatal, o la investigación para el desarrollo del país y no solo para las empresas.
En resumen, ¿cuáles serían los puntos centrales de la reforma?
– El girar de la educación como bien de mercado hacia una educación de derecho social y, por lo tanto, poner fin al lucro en la educación, un lucro que se hace con fondos públicos. Fin al pago de las familias, o sea gratuidad, y fin a la selección de estudiantes. Y este punto es central para terminar con un modelo de segregación; en Chile, los distintos no se encuentran en ninguna parte, no se conocen. La educación pública tiene la cualidad de ser integradora, quizás es el único lugar donde se encuentran los distintos por seis, diez o catorce años y eso es muy valioso para la convivencia democrática.
¿Cuál fue la reacción política de los sectores que resisten esta reforma?
– Una reacción, por parte de la derecha, solo comparable con el periodo posterior al golpe, una derecha que no se atreve a decir que defiende el lucro privado con fondos públicos, que no se atreve a decir que quiere que las familias paguen, y como no se atreven a decir eso, crea una campaña del terror. Entonces, dicen que con la reforma van a hacer un experimento con los chicos, ¿y cuál es el experimento?: el experimento es que los chicos se van a mezclar. Otra mentira que dicen es que van a desaparecer los institutos privados, y eso es falso, porque los colegios que brindan una particularidad a la currícula nacional tienen un gran espacio para crecer, y van a seguir existiendo. Pero la derecha hace una campaña que confunde a la gente y que inspira terror, porque lo que están diciendo es que “van a cerrar el colegio de tus hijos”. Sin embargo, la ley le da un plazo de 15 años para que los institutos dejen de lucrar.
Esta reforma, a su vez, debe estar enlazada con otras que también tienen mucha importancia: en primer lugar, una reforma tributaria que busca recaudar un 3,2% extra del PBI. Eso es mucha plata, en el país de Latinoamérica que menos tributa, ya que mientras el promedio se ubica entre 42 o 43%, en Chile es solo del 23% y esa es la razón por la que Chile tiene tanta inversión extranjera. Pero enlazada, además, con una reforma del sistema electoral, que ha sobre-representado a la derecha en veinticinco años, para pasar de un sistema binominal a uno proporcional, similar al que tienen ustedes. El sistema proporcional va a cambiar la política en el país, ya que comenzarán a tener representación partidos emergentes, minorías, y sobre todo, ubicará a la derecha en el tercio de representación que siempre ha tenido.
educar en Córdoba | no 30 | Octubre 2014 | Año XI | ISSN 2346-9439