Nuestra escuela es un centro socializador, no hay otra institución que brinde enseñanzas o aprendizajes a la comunidad. Entonces, todas las familias se reúnen en ella y están muy confiadas en las propuestas que se hacen desde allí.
La institución tiene una comisión cooperadora, formada por todos los padres. En las reuniones de esa comisión, que se hacen una vez al mes, ellos proponen actividades y a partir de ahí, se intenta dar respuesta a través de acciones o proyectos institucionales. Actualmente, estamos desarrollando esas acciones, sobre todo las vinculadas a la enseñanza de los propios padres. Ellos quieren aprender, pues muchos son analfabetos o cuentan con una formación muy elemental y nos piden espacios para que les enseñemos -sobre todo a leer y comprender-, para poder acompañar a sus hijos. También nos piden libros, tanto para ellos como para los chicos.
Los resultados de ese proceso han sido muy buenos. La mayoría de los padres que participan en estas actividades, que cuentan con asesoramiento pedagógico y didáctico, han logrado que sus hijos progresen con más facilidad.
Nuestra escuela tiene secciones múltiples, en las que coexisten alumnos de varios grados, por lo que debimos buscar estrategias particulares para enseñar en el marco de esa diversidad. Para ello, trabajamos un tema en común para los dos o tres grados que están en cada aula, complejizando luego las actividades. De hecho, las docentes de la escuela se capacitan especialmente para trabajar en contextos de plurigrado; de allí surgió la estrategia de seleccionar el contenido curricular y jerarquizar el aprendizaje de los temas al nivel de cada grado.
Utilizamos, además, la estrategia de taller, donde los más grandes acompañan a los más chicos o les adelantan conocimientos: desarrollamos un tema, y los alumnos más grandes ayudan a construir conocimientos a los más chicos, con una guía de estudio y el apoyo del docente. Luego, se hace una ampliación para los más grandes. Lo que se logra de esa manera es una enseñanza cooperativa, pero también que el alumno mayor esté motivado y no interrumpa mientras los más chicos aprenden. Se busca, además, reforzar los aprendizajes construidos años anteriores. Y en esa enseñanza cooperativa, se entrecruzan los valores, porque al trabajar de manera colaborativa se respetan las opiniones, se escucha a los demás, se respeta al más pequeño.
La comunidad educativa tiene, además, una diversidad cultural muy marcada, pues la mayoría de nuestros alumnos -cerca del 70%- son descendientes o residentes bolivianos. Esto ha planteado desafíos con relación a los hábitos, a las formas de hablar, al vocabulario. Para ello, elaboramos un diccionario y establecemos equivalencias, para poder respetar la diversidad y no priorizar una cultura sobre otra, buscando que haya conocimiento con respeto. Y los padres también comparten esta idea: por ejemplo, en el acto por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, los padres bolivianos llevaron sus atuendos propios y explicaron cómo se hacían y para qué eran; y los papás argentinos hicieron lo mismo con su ropa característica.