Esta es una nueva sección de la revista. En el marco del Movimiento Pedagógico Latinoamericano (MPL), nos interesa visibilizar saberes producidos al interior de la escuela por los docentes en forma colectiva. Estos, en muchas ocasiones, pasan desapercibidos o son tomados como parte de “relatos” sobre hechos puntuales, sin ser reconocidos como modos potentes para abordar situaciones escolares conflictivas. Por contrapartida, desde el MPL se sostiene que estos constituyen saberes pedagógicos invisibilizados, que dan respuestas al “vacío” generado por ciertas perspectivas académicas preocupadas por comprender y explicar el trabajo escolar sin involucrarse en la construcción de propuestas superadoras a dichas situaciones; y algunas políticas educativas que, preocupadas por normar sobre lo que la escuela debe hacer en nombre del bien común, muchas veces no logran comprender que las respuestas pedagógicas adecuadas requieren de un trabajo colectivo, sostenido en el tiempo por los docentes y con apoyo estatal específico.
“Construyendo soluciones”, lejos de estar pensada en una lógica instrumental que propone recetas sin considerar la singularidad de los sujetos y contextos, procura rescatar el carácter artesanal del trabajo pedagógico. Es en cada contexto donde los colectivos docentes elaboran respuestas situadas que, dialogando con el mandato social de la escuela, apelan a un saber acumulado en el trabajo de enseñar, para construir las mejores propuestas educativas a sus estudiantes.
En esta oportunidad, educar en Córdoba reconstruye la experiencia llevada a cabo por la comunidad educativa del IPEM 338 “Dr. Salvador Mazza”, de la ciudad de Córdoba, entre fines de 2012 y mediados de 2013. A comienzos de este año, la conflictividad social del contexto donde la escuela se encuentra y las dificultades estatales para revertirla, generaron miedo en muchos estudiantes que dejaron de asistir a clases. En soledad, pero con la convicción de que la escuela es un espacio de cuidado para el desarrollo social de los niños/jóvenes y por ello el mejor lugar donde crecer, un grupo de docentes apostaron por un trabajo colectivo que posibilitó en poco tiempo a los estudiantes volver a la escuela; afianzar el vínculo con sus profesores, reconociendo su interés de “cuidarlos”; y desarrollar una experiencia de participación ciudadana novedosa que refleja modos alternativos de formación escolar.
Tal vez pueda objetarse que estos saberes no son en sí mismos novedosos; sin embargo, creemos que es importante rescatar su vigencia para afrontar algunas situaciones escolares críticas. Es por medio del trabajo colectivo y la circulación de la palabra que se encuentran respuestas a problemas puntuales. Esta experiencia da cuenta de ello. Resta poder ampliar los espacios y tiempos institucionales de modo tal, que no dependan de la voluntad individual de los docentes, sino que formen parte de una política educativa sensible a reconocer que las mejores condiciones pedagógicas no pueden disociarse de la mejora en las condiciones laborales. Hacer visible esta experiencia contribuye, entonces, a hacer también visible modos posibles de trabajo en las escuelas y desafíos para la construcción de políticas educativas que fortalezcan estas apuestas.