Atravesamos una etapa de muchas desigualdades y cambios que se insertan en las escuelas: dentro de una misma aula, tenemos estudiantes que pueden acceder a infinidades de conocimientos y de estrategias en sus casas y en otros ámbitos, y quienes no pueden acceder a lo mismo; en el medio, estamos las y los docentes, que debemos enfrentar esas diversidades adaptando las estrategias pedagógicas para garantizar los aprendizajes.
En este contexto, necesitamos tener apertura; es fundamental reconocer la importancia de la diversidad en la educación, enriquecer el ambiente escolar, utilizar múltiples estrategias y métodos de enseñanza que contemplen las diferentes necesidades y formas de aprender de las y los estudiantes. Ya no hablamos de una sola forma de aprender, sino de tantas maneras como alumnas y alumnos tengamos, y como docentes tenemos que estar preparadas y preparados para ello. Precisamos realizar planificaciones diversificadas, abiertas y flexibles; fomentar el trabajo en equipo y colaborativo; promover el intercambio de ideas y el aprendizaje a través de proyectos, en los cuales niñas y niños tengan un lugar activo y creativo; crear espacios seguros donde cada una y cada uno pueda expresarse libremente y aprender de y con otras y otros. Debemos corrernos del lugar que supimos ocupar –ser el centro de transmisión de conocimientos– y convertirnos en una guía del aprendizaje para ellas y ellos, abrir nuestras expectativas con respecto a lo que las y los estudiantes pueden aprender y de las maneras en que lo pueden manifestar, porque a veces no aprenden como queremos, pero sí lo están haciendo desde sus posibilidades, es muy importante crear un ambiente inclusivo donde cada estudiante se sienta valorada, valorado, respetada y respetado.
Tenemos que utilizar todas las estrategias pedagógicas a nuestro alcance para garantizar los aprendizajes en el aula, pero fundamentalmente aquellas que lleven al desarrollo de las capacidades. Hoy en día, el conocimiento está disponible, entonces necesitamos darles estrategias para que desarrollen sus capacidades de lectura y de escritura; de trabajo en equipo y colaborativo; la creatividad, la responsabilidad y el compromiso; habilidades que le servirán a lo largo de la vida. Y entre todas ellas, es fundamental el trabajo colectivo, que les ayude a ponerse de acuerdo y procesar las diferencias. En estos tiempos en que las tecnologías tienen tanta presencia, en donde con un dedo mueven y hacen lo que quieren, con juegos en donde crean sus propias ciudades, en donde eliminan lo que no les gusta, plantarse en una realidad en donde las cosas no se resuelven de esas maneras –no puedo eliminar a nadie, no puedo crear mi mundo a mi antojo– les resulta difícil. Hay que ayudarles a enfrentar estos desafíos y a que se preparen para su futuro y el nuestro.
(*) Directora suplente de la escuela primaria María Teresa Bedoni, La Carlota, departamento Juárez Celman.
educar en Córdoba | no 42 | Octubre 2024 | Año XXIII | ISSN 2346-9439
Artículo: Ante la adversidad, apuntalar una escuela cada vez más diversa