Un trabajo colectivo y sostenido de construcción de prácticas democráticas

Por Vanina Loyola (*) y Daniel Zamudio (**)

Desde hace muchos años –al menos, las dos últimas décadas–, en nuestra institución educativa de Nivel Inicial, venimos realizando un trabajo colectivo y sostenido de construcción de prácticas democráticas. Las mismas implicaron una apertura a la comunidad y la necesidad de ampliar las posibilidades de participación, diálogo, escucha y toma de decisiones con respecto a diversas cuestiones. En nuestro caso, algunas que van más allá –aunque también las incluyen– de las actividades y los contenidos que podemos abordar con las y los estudiantes. Por ejemplo, se articuló un movimiento muy grande con el propósito de tener secciones de 3 años y construir un espacio nuevo en el jardín. Allí participaron las familias, que se capacitaron en albañilería a través de la UOCRA, lográndose la autorización oficial de las obras a través de planos realizados por una exalumna que era arquitecta. Esto implicó una serie de decisiones colectivas, diálogos, que se conjugaron e involucraron la construcción de aprendizajes con la comunidad, con docentes y autoridades de la escuela y con las niñas y los niños que participaron de ese proceso.

También hemos generado acuerdos colectivos importantes en relación a cuestiones académicas, como, por ejemplo, las muestras pedagógicas que se realizan en la escuela. Allí, las familias pueden conocer lo que sus hijas e hijos están aprendiendo. Niñas y niños explican y muestran lo que han aprendido y, al mismo tiempo, abrimos el debate con relación a qué nos llevamos de cada muestra –familias, estudiantes, docentes–, qué aprendimos de ella, qué podemos cambiar, para generar mejores prácticas como docentes y como institución y seguir propiciando aprendizajes significativos.

Estas prácticas generan impactos directos en las y los estudiantes y en sus aprendizajes, ya que pueden opinar, discutir, proponer ideas distintas, debatirlas y alcanzar acuerdos; aprenden que pensar distinto no implica que algo está bien y algo está mal. Es un impacto directo con relación a sus derechos, siempre trabajados en vinculación a cuestiones cotidianas, como elegir el nombre de la sala, ¿qué vamos a leer y por qué?, ¿qué leeremos primero y qué después?, propiciando ámbitos de participación genuina que permitan tomar decisiones colectivas y consensuadas.

Hacia adelante, creemos necesario sostener esta perspectiva de trabajo, para las próximas generaciones. Esa constancia da como frutos saberes emancipadores. Aprender a elegir implica conocer, relacionar, para poder optar con responsabilidad. Llevar adelante el ejercicio de la democracia es nuestro desafío como educadoras y educadores.

(*) Docente en Sala de 5 años en el Jardín de Infantes Justo José de Urquiza, ciudad de Córdoba, departamento Capital.

(**) Docente de Educación Física en el Jardín de Infantes Justo José de Urquiza, ciudad de Córdoba, departamento Capital.

educar en Córdoba | no 41 | Octubre 2023 | Año XXII | ISSN 2346-9439
Artículo: Un trabajo colectivo y sostenido de construcción de prácticas democráticas

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Luciano