CONSTRUYENDO SOLUCIONES: Experiencia Nocturno - IPEM 275 - Villa María

Estudiar con las luces encendidas

      Proyecto de periódico escolar en el Nacional de Villa María, turno noche      

[caja titulo=”” fuente=”#333333″ fondo=”#CDC0AB”]Con la notificación de cierre del ciclo de especialización en la mano, los docentes y preceptores del Nacional de Villa María, IPEM 275, inician un trabajo colectivo para evitar que la medida se lleve a cabo. A través de la producción de un periódico escolar inician una reflexión y reformulación de sus prácticas docentes para mejorar los procesos pedagógicos. En este recorrido, educar en Córdoba trata de abordar las claves de esta experiencia de trabajo, los desafíos docentes, la mirada de los alumnos, los cambios en el cotidiano del aula y las repercusiones sociales.[/caja]

Los chicos y chicas del turno noche del Nacional de Villa María cargan con el estigma social de ser el último orejón del tarro de la educación pública del nivel medio, ya bastante vapuleada en general. Son, simple y contundentemente “los del nocturno”, y la mera clasificación horaria certifica su condición de jóvenes a los que “no les importa nada”. No hay expectativas ni apuestas a su favor.

El Ministerio de Educación, con mirada objetiva suma, resta y evalúa: tantos inscriptos, tantos egresados, tantos titulados. La estadística no alcanza y deciden que es mejor cerrar el turno noche para el ciclo de especialización. En diciembre de 2012, sobre el cierre del año lectivo, llega la notificación al colegio: 2013 comenzaría sin 4to año y paulatinamente, cerrarían 5to en 2014 y 6to en 2015. Los alumnos de tercer año tendrán que elegir otro turno o colegio para finalizar sus estudios secundarios.

Docentes y preceptores rechazaron la medida, argumentando que el cierre significaba directamente que muchos abandonaran sus estudios. “La mayoría de los estudiantes proviene de experiencias escolares traumáticas (repitencia, expulsiones), o de situaciones sociales y familiares complejas”, explica Rodrigo Neiraad, preceptor del nocturno. Y resalta que se trata de cuestiones que la institución aborda y contempla cotidianamente, generando un vínculo de identidad y pertenencia.

“Fue algo muy triste” -recuerda Jonathan, que en 2012 estaba terminando tercero. “Te enterás por el diario que 4to se cierra y después te ponés a pensar, ¿a qué colegio voy?, ¿qué compañeros me van a tocar?” “Acá pasas más horas que en tu casa, es como una familia más lo que tenés acá adentro de la escuela”.

Gabriela Climaco, profesora de Ciudadanía y política, plantea dos miradas opuestas: “Hay una disputa que tiene que ver con lo ideológico: ellos sostienen que no se justifica el turno noche porque no todos los alumnos trabajan y la mayoría vienen de repitencia en otras escuelas. Nosotros defendemos que el nocturno es una alternativa educativa de inclusión. Si vamos a ver los números de terminalidad y permanencia, no difieren con la realidad de otras escuelas, ni con los demás turnos del propio Nacional. Pero además, nosotros vemos que el nocturno es una oportunidad y una elección para chicos que por situaciones de la vida – son padres o trabajan o cuidan a sus hermanos, o tienen problemáticas sociales, culturales y educativas-, eligen el nocturno para seguir estudiando”.

La repercusión que los planteos lograron en los medios de comunicación locales y provinciales, sumado a la participación de la comunidad y UEPC (en un abrazo solidario al edificio y una potencial toma del colegio si era necesario), consiguieron que el Ministerio reviera la medida con la condición de presentar un Proyecto Institucional que trabajara las problemáticas de deserción, egreso y titulación. Así pues, en la agonía de diciembre y con la amenaza de cierre, propusieron la elaboración de un periódico escolar en el marco de una beca de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María, que había ganado la profesora Gabriela Fuentes. El proyecto fue rechazado por considerar que solo se trataba de “actividades extras”, que no apuntaba directamente a la problemática.

Con urgencia de reformular el proyecto o construir otro desde cero, un grupo de docentes y preceptores dispuestos a impedir el cierre del nocturno se puso en contacto con el Programa de Consulta Pedagógica de UEPC.

De lo urgente a lo importante

La urgencia: diseñar un proyecto institucional; la excusa: producir un periódico escolar; lo importante: mejorar los procesos pedagógicos en las aulas y en la institución.

En el turno noche de las instituciones educativas, por lo general, la mayoría de los docentes, preceptores y directivos tienen una buena relación con los estudiantes. Hay algo de lo compartido (el horario a contramano del resto, el cansancio de llevar el día a cuestas, la apuesta por conjugar estudio con trabajo u otras responsabilidades familiares), que les otorga cierta complicidad, mayor comprensión y acompañamiento en el orden de lo humano. Sin embargo, aunque es un excelente punto de partida, la buena onda no alcanza para concretar objetivos educativos.

La propuesta del Programa de Consulta Pedagógica fue la de constituir una comunidad de aprendizaje docente, que trabajara desde una concepción donde el alumno es constructor de conocimiento, donde se valoren las experiencias de los chicos y se les dé visibilidad a estas experiencias, reforzando el sentido de pertenencia de los chicos con la institución. La Lic. Cecilia Stubichar, quien asesoró el proceso de trabajo, recuerda que al principio la incertidumbre y la angustia enredaban los encuentros en pura catarsis. Una reacción lógica, consecuencia de la situación, pero que muchas veces inmoviliza a los sujetos e impide cualquier posibilidad de cambio. Para sortear esta encrucijada, propuso un diagnóstico donde aparecieron diferentes problemáticas: algunas enfocadas en los chicos, otras en el sistema, otras en los tiempos escolares y otras en las prácticas docentes.

Con la estrategia de ir abordando las diferentes variables realizaron una encuesta que les permitiera conocer mejor las realidades de sus alumnos. Los resultados mostraron que un 63% trabaja y de ellos, el 53% tiene una jornada laboral de 8 horas o más; un 18% no trabaja, pero tienen diferentes obligaciones familiares que les dificultan el asistir a otros turnos. Por otro lado, una gran mayoría explicitó que frente a diferentes experiencias negativas con otras instituciones educativas (repitencia, abandono, expulsión y la no admisión), el nocturno fue el único espacio donde se sintieron contenidos. En este sentido, el 62,5% manifestó que de cerrarse el colegio, no continuarían sus estudios. “El conocimiento directo y particular de la situación de los alumnos nos permitió cambiar el enfoque, dejar de culpabilizarlos y buscar acciones concretas para atender a sus necesidades educativas”, explica Stubichar.

Una cuestión de tiempos

Desde el Programa de Consulta Pedagógica se propuso una reestructuración de los tiempos escolares que pudiera atender a las características particulares de la población estudiantil del turno noche del Nacional. No solo en lo que refiere a las variables más duras del tiempo cronológico, sino también en lo relacionado con la calidad y el modo de transcurrir de dichos tiempos.

En las primeras horas de clase, dado que no todos pueden entrar a horario por sus compromisos laborales o familiares, trabajar con materiales impresos. Así, quien llegase un poco más tarde podría incorporarse rápidamente al trabajo del aula o acceder fácilmente en su casa. En los horarios centrales, cuando hay mayor atención y disposición, abordar más fuertemente lo curricular; y que en las últimas horas, donde los chicos están más cansados y dispersos, ubicar y planificar actividades más participativas, de debate, de trabajo en grupo, de hacer cosas, de movimiento para hacer más dinámicos y atractivos los espacios de formación.

Por último, implementar espacios intercátedra, donde dos profesores compartan horas, ya sea para dedicar más tiempo a propuestas pedagógicas, como trabajo de taller y charlas, o lograr que en ocasiones puedan salir un poco antes. Los docentes, evaluando la experiencia, coinciden en que esta reducción en la carga horaria (cuando ocurre) es relativa, porque sin darse cuenta, “el entusiasmo de los chicos con el proyecto y las actividades extras que ello implica hace que dediquen más tiempo a su formación que si cumplieran estrictamente el horario”.

La implementación de esta última propuesta no fue sencilla y requirió de un largo proceso de trabajo con la última variable identificada por los docentes respecto de la problemática: sus propias prácticas.

Mirarse a uno mismo

Con la dinámica de práctica, reflexión y vuelta a la práctica, Stubichar fue guiando el proceso de construcción de actividades para la producción del periódico. Cada curso eligiría un tema para la publicación y los profesores debían pensar su aporte desde los contenidos curriculares para la producción de las notas. “No todos los profes se prendían en el proyecto, por curso eran 3 o 4, pero entre ellos verdaderamente fueron buscando la vuelta para aportar desde su materia a la temática abordada”, aclara Stubichar. Y cita materias como Física, que con el tema “Abuso policial”, elegido por 5to año, trabajaron el “Concepto de entropía y su traslado a las Ciencias Sociales. La entropía en un gobierno democrático y en uno de facto”, versa el proyecto.

El desafío no era nada sencillo, pues implicaba abordar los contenidos en función de una práctica concreta. Muchas veces en las aulas aparece la pregunta por el sentido y la utilidad de los contenidos curriculares. ¿Esto para qué sirve, profe? ¿Por qué tenemos que estudiar esto? Las respuestas oscilan entre la creatividad escurridiza de un “para agilizar la mente”, y la imposición autoritaria de los “porque así está en el programa”. Pero pocas veces la respuesta atiende honestamente a la pregunta. En el IPEM 275, a partir del proyecto de producir el periódico escolar “La Voz del Nocturno”, son los profesores quienes se formulan esa pregunta para planificar sus clases, la premisa docente es: “contenidos que sirven para…”

Alba Luz Tortelli es profesora de Antropología en 4to año y relata que un concepto difícil de abordar es el método etnográfico. “Pero este año, desde el proyecto del periódico abordamos la entrevista, la empatía, la observación. Es la primera vez que puedo trabajar esto en el turno noche y me resulta”, subraya con regocijo.

Trabajo en equipo

Un segundo planteo propuesto por Stubichar para las actividades planificadas fue que implicaran trabajo entre pares y que pusieran el eje en la producción de los alumnos. De allí salieron excursiones a la medioteca municipal, organizada entre Lengua y Naturales, para armar fichas de animales autóctonos de la región, que luego ubicaron en un mapa con el profe de Geografía. “La clave fue integración y trabajo cruzado”, subraya Cecilia Stubichar.

“Animarse a trabajar en equipo con espacios curriculares que no se nos hubieran ocurrido antes”, revela Cecilia Ambrogio, profesora de Biología y apoyo de dirección desde 2013. “Combinar el Inglés con Tecnología y Biología, que no es complicado y que tiene más que ver con la disposición de los profes, que con los límites de contenido”, reflexiona.

Los procesos que se proponen una mirada crítica sobre las propias prácticas son muy difíciles, porque el sujeto observado es el mismo que observa y además, porque requiere de un esfuerzo por desaprender. “Muchos docentes tienen una alta valoración de su trabajo y no necesariamente es tan buen laburo desde lo pedagógico. O son los que más hablan y después en el aula no modifican nada, tienen una inercia de trabajo. En cambio, otros docentes quizás con un perfil más bajo, tienen la potencialidad de unirse con el otro, de pensar transversalmente y de preguntarse: ¿Cómo hago para que esta actividad sea realmente de una pedagogía auténtica, que haga que el alumno pueda comprender, que tenga que reflexionar, que tenga que involucrarse, que haga operaciones congnitivas de alto orden?”, explica Stubichar.

Los cambios en el aula

A más de un año y medio de trabajo, los esfuerzos realizados por desandar las prácticas docentes para pensar el aula, la currícula y la construcción del conocimiento desde otras lógicas más democráticas van generando puntos de anclaje, de los que ya no se puede volver atrás. Se trata de la mirada de los alumnos, lo que perciben y el modo en que el proyecto impactó su cotidianeidad. “Antes, entraban al aula y te decían: ‘bueno esto, esto y esto…’ y nadie les daba bolilla. En cambio ahora, cuando entran te preguntan cómo estás, qué pasó, qué te falta, cómo te fue con tal trabajo. Y te dicen: ‘por qué no hacés esto, o probás con aquello”, reflexiona Agustina de 6to año.

Para Jonathan, el proyecto no solo impactó en la relación docente-alumnos, sino también en el vínculo con el colegio y entre los propios compañeros: “Se viene con más ganas. Y los compañeros, por ejemplo, cuando están en otra clase están todos separados. Pero cuando viene otra clase (de las que trabajan el proyecto), se juntan todos”. “Es porque ahí debatimos, pensamos”, completa Larisa y ambos verbos suenan a objetivo cumplido. Mayra demora en contestar, piensa, busca las palabras, habla bajito y dispara: “Antes estábamos en el curso cada uno con su grupo, pero ahora que hacemos algo entre todos y que nos interesa, es como que el proyecto nos compañerizó mucho más”. Todos se miran… ¿existe esa palabra? Por supuesto que existe, desde hace dos segundos, la acaba de inventar Mayra y si una propuesta pedagógica tiene el poder de crear palabras nuevas y de compañerizar a los estudiantes, entonces tiene que valer la pena.

Finalmente se aprende

La propuesta de trabajo y los modos de estar en clase son las cuestiones que más valoran los y las estudiantes. “Es como que ahora tenemos algo muy importante que hacer y que sí o sí lo tenemos que hacer. Y los temas los elegimos nosotros y ellos nos ayudan, no es que nos hacen las cosas. Y sacan horas de su clase, y se juntan con otros profes”, comenta Larisa de 5to año. “Con este proyecto se generan varios proyectos -subraya Agustina-, nos dividimos en grupos, cada uno se encarga de hacer algo, después se unen, pero ojo, vos también tenés que saber el tema que hace cada uno”.

El trabajo en grupo y las responsabilidades que ello implica moviliza y sacude muchos de los prejuicios entre compañeros. La diversidad de tareas y actividades para la producción del periódico hacen que cada alumno pueda encontrar su lugar de participación y poner en juego otros saberes. Alba Luz Tortelli habla de estar atentos y trabajar con los “dones, que es darle espacio a lo que cada uno hace mejor y puede aportar”. Mecanismos de participación que los propios estudiantes reconocen como un mérito del proyecto.

“Muchos compañeros que en las materias no hacían nada, se prendieron en el proyecto y se pusieron las pilas. Teníamos que hacer un folleto para el día del medio ambiente y no nos salía nada. Como dos horas pensando y de golpe, saltan dos compañeros de los que vos creés que no están haciendo nada y te dicen poné esto… y está buenísimo, porque se armaron tremenda frase”, relata Jimena de 6to año.

Pero finalmente, más allá del bienestar y la comodidad con la que cada uno pueda estar en el aula, la pregunta de fondo es siempre la misma: ¿se aprenden los contenidos curriculares? “Sí, aprendés de la materia -argumenta Jonathan-, porque aprendimos de la historia de la enfermedad (cuando abordaron ETS). Y ahora, en el proyecto este que estamos sacando (sobre violencia), también aprendés, porque esto lo estamos trabajando acá en la escuela, pero lo estás viendo paso por paso, en la calle, vos vas caminando y lo ves, los tipos de violencia y las cuestiones políticas”.

La potencia del proyecto

Resulta curioso que al indagar sobre el proyecto y las razones de su éxito, los profesores lo explican a partir del entusiasmo que le pusieron los estudiantes. En la pregunta: “¿Y hoy qué vamos a hacer?” En la motivación por el trabajo, en la lectura de los diarios para saber lo que ocurre en la ciudad o en la provincia y cómo se relaciona con los temas que están abordando, en el interés por lo que le pasa al otro y a los otros, cuando conocen otras realidades. Ahí ponen los docentes el motor del proyecto y la necesidad de acompañarlos en el recorrido. Por su lado, los estudiantes dicen lo mismo, pero señalan en otra dirección: “Todo pasa también porque los profesores se re-entusiasmaron con el proyecto y ellos nos brindan ese entusiasmo y con eso te dan ganas de hacer todo lo que te dicen”, resume Agustina. Y la cuestión pasa al dilema del huevo y la gallina, tratando de averiguar quién se entusiasmó primero, pero por suerte nadie se detiene en esas pequeñeces porque hay que seguir trabajando para publicar un periódico.

Cada vez más instituciones están participando y vinculándose al proyecto del periódico escolar, no solo la Universidad Nacional de Villa María que otorgó la beca. Desde el Foro de Vecinos Autoconvocados (ver “Egresados en ciudadanía”), hasta el Concejo Deliberante de la ciudad, que lo declaró como producto de interés cultural. En el medio de tantas repercusiones y vínculos institucionales, los chicos y chicas del nocturno se mueven, hacen entrevistas, hablan con organizaciones, con funcionarios. Ponen el cuerpo en acciones solidarias, expresan sus opiniones, participan, hacen planteos, miran los diarios para analizar las noticias de las que son protagonistas. “Pusieron 6to año del Nacional, pero no pusieron turno noche”, protestan en el aula ante una crónica del diario local. No les da lo mismo, son los chicos del nocturno, con orgullo y desde las propias lecturas.

“Lo que nos exigen desde el Ministerio son resultados -concluye Cecilia Ambrogio-, lo que nos queda a nosotros es seguir revisando nuestras prácticas y sostener este proceso y este cambio en el tiempo. Ya hubo un giro, ya hubo un cambio”.

[caja titulo=”Egresados en ciudadanía” fuente=”#FFFFFF” fondo=”#886091″]Los alumnos de 6to año eligieron como tema las inundaciones ocurridas durante el verano próximo pasado en Villa María y la zona. Indagando sobre sus causas y consecuencias, los estudiantes/periodistas de La Voz del Nocturno se contactaron con el Foro de Vecinos Autoconvocados, donde pudieron comprender la complejidad del tema.

Dado su interés en la problemática, los mismos vecinos del Foro los invitaron a participar y allí comprometieron su aporte en acciones concretas. El diseño de un folleto para el Día Internacional del Medioambiente, y el compromiso en la junta de firmas en torno a la problemática de las inundaciones para que se lleven a cabo las acciones necesarias. Jimena, de 6to año, explica que juntar firmas tiene que ver con que a la hora de plantear cuestiones frente a los distintos intendentes y autoridades, “a uno siempre le dicen: ‘Sí, pero, ¿quiénes son los que están pidiendo esto?’ Somos el Foro de Vecinos Autoconvocados, pero tenemos el respaldo de todas estas personas que nos apoyan y así se puede tener más fuerza en el reclamo”.

Patricia Espíndola, profesora de Lengua y Literatura, y Martín Cagnolo, profesor de Geografía, son dos de los profesores que acompañan el proyecto sobre las inundaciones que provocó la participación en el Foro. Ambos destacan el modo en que se involucraron y comprometieron con el espacio, mucho más allá del proyecto del periódico. “La mayoría de los que participan del Foro son profesionales, abogados, arquitectos, contadores, de todo y los chicos están ahí de igual a igual. El otro día viene una alumna y me dice: ‘Profe, no sabe la alegría que tengo de estar entre medio de tanta gente con traje’. Ella orgullosa por estar ahí y a la vez, la gente del Foro reconociéndole y valorando enormemente su participación”, reflexiona Patricia.

La repercusión de las acciones y lo inquieto del grupo amplía sus horizontes. “Ahora estamos intercambiando trabajos y experiencias con otro colegio que también estuvo abordando el tema”, comenta Martín. Y refleja el resultado de una reunión donde surgió la idea de “invitar a una escuela de Villa Nueva, que también sufrieron esta problemática, para contarles lo que estamos haciendo y sumarlos a seguir trabajando”.

Para Rodrigo Nieraad, la participación en el Foro por parte de los alumnos de 6to año, es el valor agregado del Nacional que no aparece en ninguno de los títulos secundarios. “Están involucrándose, ofreciéndose y empezando a formar parte. Asumiendo responsabilidades y defendiendo sus derechos”.

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educar en Córdoba | no 30 | Octubre 2014 | Año XI | ISSN 2346-9439
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